El Marqués de Sade puede descansar tranquilo.
«50 sombras de Grey», con su promesa de sexo sadomasoquista, es en verdad una película más bien fome, definitivamente fría y sobre todo plana.
Full design, eso sí. Podría ser un larguísimo y precioso comercial de Apple, de Audi y de pianos Fianzoli, en medio de lugares y ambientes ultra sofisticados. Si hasta el personal femenino de las empresas Grey parece reclutado en Elite Model (esa ridiculez de secretarias y recepcionistas talla desfile-de-moda es del libro, hay que admitirlo) y los colores que rodean a Christian son como su apellido, grises, blancos y negros (con excepción de su sala sado, que es roja, por supuesto).
En la película suceden cosas, montón de cosas, pero en realidad no pasa nada. Hay actividad -mucha- pero no acción dramática. No hay suspenso de ningún tipo, no hay giros, todo es predecible y hasta las escenas de sexo son como de manual. Y tan recatadas que servirían para comercial de TV.
A sus 27 añitos, Christian toca piano como Arthur Rubinstein, pilotea helicópteros y aeroplanos, dirige una multinacional (no sabemos muy bien a qué hora), es megamillonario, filántropo y ha coleccionado 15 amantes cuando conoce a Anastasia o Ana. Tiene a su propio Alfred (ese mayordomo multi propósito de Batman) que aquí se llama Taylor.
Las primeras secuencias son las únicas atractivas -incluso tiene diálogos divertidos- y son las que reflejan el mundo universitario de Ana y sus amistades.
Mientras más se encierra en la relación Christian-Ana más floja se va poniendo la película.
A decir verdad, Chris (Jamie Dornan, mucho mejor en «The fall») es un pelmazo (¿quién lo peinó con ese jopo tipo futbolista con que da la entrevista a Ana?), que larga frases tan poco seductoras como «yo ejerzo control sobre todo» u obvias como «yo no hago el amor, yo follo» (traducción española para «tirar») o «no soy el hombre para ti», «¿qué me estás haciendo, Ana?» (Corín Tellado style).
Como versión actualizada de «La Cenicienta», mil veces más entretenida es «Pretty woman» y como softcore muy superior lo es «9 semanas y media» (igualmente filmada como spot), de la cual copia una escena, de manera mucho más desangelada.
Lo salvable, ciertos momentos de Dakota Johnson; lo temible, que vienen dos secuelas anunciadas en la toma final.
Trivia: Jamie Dornan se negó a hacer un desnudo frontal. En su contrato especificó que su pene no apareciera en cámara.
IDEAL PARA: decoradores de interiores.
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