«8 APELLIDOS VASCOS»: LA COMEDIA ESPAÑOLA DEL MOMENTO

Cuando a las amigas de la muy vasca Amaia (Clara Lago) se les ocurre llevarla a un bar sevillano -con tablao flamenco y todo- para pasar el mal rato de haber sido plantada por su novio (con vestido hecho y todo) sólo consiguen que termine más malhumorada aún.
Amaia detesta todo lo andaluz y para más encima, un chico del lugar, Rafa (Dani Rovira) se sube al escenario a hacer chistes sobre… vascos.
Por esas cosas de las comedias románticas, la furiosa Amaia y el embobado Rafa terminan la noche juntos, en el departamento del chico, a orillas del Guadalquivir.
Pero al amanecer, Amaia -repuesta de la farra y el alcohol- se manda cambiar y Rafa, que le comunica a sus amigos que se ha enamorado perdidamente, parte tras ella.
De sus desventuras y enredos en el País Vasco -al que llega preparado leyendo en el bus “El Euskerra sin miedo”-, intentando ocultar su origen andaluz, trata esta película, que tiene todos los elementos clásicos y consabidos de una comedia romántica. Lo que incluye una charada que Amaia le pide montar a Rafa para que su padre, un pescador de alta mar orgulloso de sus 8 apellidos vascos y que viene llegando, no se entere que el novio con que su hija se iba a casar ha desaparecido.
Con muchas escenas muy graciosas, unos cuantos gags y ciertos personajes adorables (como la cordobesa madura que interpreta Carmen Machi), lo mejor de esta película es constatar cómo los mismos españoles se ríen no sólo de sus diferencias regionales -sus costumbres, sus modos de hablar, sus gustos- sino de lo que alguna vez fue una tragedia, el nacionalismo vasco.
9 millones de espectadores en España lo acreditan así.
Rafa no sólo deberá cambiar su nombre por Antxon sino que desprenderse de todo lo que en él suene a andaluz, para seguirle la corriente a Amaia. Lo que no está en sus cálculos es terminar encabezado una manifestación nacionalista (sin saber ni una sola palabra de vasco).
Los bellos parajes que sirven de escenario aportan una gran dosis de encanto a una historia que no le teme a lo convencional y lo predecible y que, al contrario, juega con ello.
IDEAL PARA: románticos y admiradores de la Madre Patria.