En primer plano, blanco y negro, sin sonido, un hombre (guapo, muy maquillado) es torturado por otros dos. Esto es cine y una orquesta acompaña la proyección en una sala repleta de un público elegantemente vestido e impresionado con lo que ve. El protagonista de la escena -que luego sigue con su huida del lugar gracias a su perro, previo rescate de la dama- es la super estrella del momento, George Valentin (Jean Dujardin), un actor con el ego por las nubes, dichoso con el momento de fama y riqueza del que disfruta y el que no imagina que pueda terminar.
“THE ARTIST” puede ser encantadora, sí… Casi tanto como insustancial. Es exactamente un homenaje al cine mudo y es bello ver cómo se recrea. Esto último, por lo demás, es el mayor mérito de la película.
Entre las fans que siguen a George devotamente está Peppy Miller (la franco-argentina Bérénice Bejo). En la idílica vida del actor, la llegada del cine sonoro se transforma en una bomba… Mientras, Peppy pasa de fan a estrella a la misma velocidad en que él se hunde, rechazando lo que considera un estúpido invento…
Presentada como comedia, no parece decidirse por el tono que imprime a su historia. El director ha reconocido haberse inspirado en Murnau y el expresionismo alemán, pero finalmente se decidió por una historia romántica nice y predecible como muchas de las producciones que Hollywood hacía con sus estrellas del cine mudo.
Historia deslavada a la que parece habérsele agregado algunos buenos momentos de humor, especialmente a cargo del encantador perrito amaestrado.
El esfuerzo de producción -maquillaje, dirección de arte, vestuario- es lo que vale la pena de ver. Y el perro.
Óscar a mejor película 2011.
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