La extensa e influyente familia Vega que habita en Cienfuegos -un próspero pueblo de Asturias, rodeado de bosques- está de fiesta: es el día de la Primera Comunión de Ali, la segunda de los tres hijos de Roberto y Carmen.
Tras la ceremonia en la iglesia, todos se trasladan a celebrar con un gran almuerzo en el restorán familiar que comanda el patriarca -padre de Roberto-, un lugar con bellos y espaciosos jardines. Allí están todos: hermanos, hermanas, cónyuges, novios, novias, niños y niñas revoloteando, y hasta los empleados más cercanos al negocio.
Al momento de tomarse la gran foto familiar, Alicia no aparece por ninguna parte.
En este escenario casi bucólico arranca y se desarrolla Bajo Sospecha, un thriller melodramático que mantiene el suspenso y el interés del espectador gracias a sus numerosos giros y a la rica gama de personajes que despliega.
Ninguno de ellos es lo que aparenta ser: cual más, cual menos, tiene algo muy oscuro que ocultar o bien un secreto que prefiere no revelar.
Para investigar este trágico hecho, el comisario del lugar, Santiago Casas, decide trabajar con dos policías infiltrados: Víctor, un temerario sabueso, y la Inspectora Laura Cortés, una sicóloga eficiente y apegada a las normas, que fingen ser un matrimonio que se instala a vivir en la casa del frente de la de Roberto y Carmen.
Laura se incorpora al colegio como reemplazante de una maestra que está con licencia y él está “de paro” (cesante), por lo que consigue un puesto como mozo en el restorán de los Vega.
Ver Bajo Sospecha y pensar en Dónde está Elisa?, ese hit de TVN que nos tuvo a todos expectantes a fines de 2009, es inevitable.
Pero la serie española es mucho más intrincada y llena de giros. ¡De los únicos que uno no sospecha es de Laura y Víctor! (aunque también ellos nos pueden dar sorpresas).
En cada uno de los episodios se dejan caer pequeñas pero contundentes pistas, como las migas de pan de Hansel y Gretel, a la par que algún personaje se delata, a veces solo ante el espectador, el que es conducido de la mano de Víctor y Laura a través de la narración.
El escenario nunca para de moverse.
Porque la desaparición de Alicia es solo uno de los sucesos que va desbaratando, dramáticamente, el gran cuadro familiar, lleno de niños felices, esos que todos cuidan y protegen con esmero. Al menos eso creemos los adultos, sin darnos cuenta que la peor amenaza para ellos es nuestro propio actuar, ese del que suponemos ellos no se enteran.
Esa fotografía bella y alegre de los Vega ¿cuándo comenzó a destrozarse?
Uno está tan entretenido con la investigación policial que se olvida de lo triste del trasfondo de esta historia.
El último capitulo se encarga de ir amarrando esas escenas misteriosas que vimos sueltas al comienzo -y por eso se repiten muchas de ellas-, como para decirnos que la verdad no es parcial sino que es un inmenso fresco del que la mayor parte del tiempo solo alcanzamos a ver un trozo.
¡Muy entretenida!
-La serie -una coproducción de Atresmedia y Bambú Producciones- se estrenó en España en Antena 3 a comienzos de 2015.
-Aunque para su paso a Netflix se readecuaron los capítulos, se mantiene en cada comienzo la repetición de lo ocurrido en el episodio anterior: es lo que delata su origen de TV abierta. En parte por ello es que son largos (entre 65 y 72 minutos).
-Esto de las repeticiones no resulta molesto: al contrario, con la cantidad de personajes que hay y de hechos que se van sucediendo como en cascada se agradece que a uno le refresquen la memoria.
-Para su tranquilidad, esta primera temporada concluye con la solución total del caso.
-Se hizo una segunda temporada, pero se trata de otros sucesos, que transcurren en otro lugar y, eso sí, tienen como protagonista nuevamente a Víctor.
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