Director: Abel Ferrara Reparto: Gérard Depardieu, Jacqueline Bisset, Eddy Challita, John Patrick Barry, Drena De Niro, Amy Ferguson. Año: 2014. Duración: 124 min. País: Estados Unidos.
En lo que es un sello propio, Abel Ferrara dispara en Welcome to New York con crudeza y sin escrúpulos su versión sobre el escándalo que involucró en 2011 a Dominique Strauss-Kahn en EE.UU. (ver DATOS NECESARIOS).
No se trata de una biopic: si pusiera allí el nombre del ex ejecutivo francés probablemente sería querellado. De manera que recurre a Gerard Depardieu para que encarne a un tal Devereaux y contar la historia según como la imaginó “puertas adentro”, con una cámara implacable que no suelta al protagonista.
Welcome to New York comienza con una entrevista a Gerard Depardieu quien asumirá en la siguiente escena el rol de Devereaux y ya en esas elegantes oficinas comienzan a desfilar las prostitutas, los manoseos. Tras una elipsis, vemos a Devereaux llegar a un hotel en Nueva York. En la habitación lo espera un grupo de hombres y mujeres y sin pausa -aún con la maleta arrastrando- se suma a la orgía que le estaba esperando. Primeros planos, escenas explícitas y el cuerpo decadente, elefantíasico de Deveraux, exhalando una suerte de gruñidos en sus orgasmos. Apenas se va ese grupo, llegan otras dos muchachas y el sexo sigue.
A la mañana siguiente, cuando las chicas se marchan -riendo y manoseándose entre ellas- llega a la habitación la mucama. El lugar es una gran suite y la mujer anuncia varias veces su presencia hasta que se topa con Deveraux saliendo de la ducha. Allí mismo él la toma por la fuerza e intenta obligarla a un fellatio; ella se defiende y huye.
Esta escena es la más breve -en relación a las otras- pero es parte del continuo de sexo rudo, como rutina del personaje, un hombre poderoso y rico que somete y sacia sus caprichos sin freno.
Durante más de 20 minutos, la película es una soft porno, con un protagonista repugnante y patético. Así es como lo mira y expone Ferrara.
Tras esta introducción se precipitan los hechos. Devereaux ha almorzado con su hija, que quiere presentarle a su novio canadiense, antes de marchar al aeropuerto. Pero la acusación ya ha llegado a la policía y antes de zarpar es detenido y encarcelado.
El resto de las 2 horas es cárcel, abogados, juicios, reflexiones, la masacre mediática (la más ruda de todas, esta película).
Provocativa y con secuencias más que interesantes, Welcome to New York se debilita al insistir en este juego de suposiciones, especialmente cuando reflexiona desde la mente del protagonista. Ferrara se erige como juez inquisidor y verdugo (el personaje lo permite largamente), construyendo una bio-fiction que hace sintonía con ese 99.9% de la población que estamos en la otra vereda de personajes como DMS. Solo que el realizador dilata de tal manera su tesis que se vuelve cansadora.
IDEAL PARA: jugar a tirarle dardos a los super poderosos de la Tierra.
DATOS NECESARIOS
En mayo de 2011 Dominique Strauss-Kahn, en ese entonces director gerente del FMI, y posible candidato del partido socialista francés, fue acusado por una camarera de un hotel en Nueva York por intento de violación. Fue detenido, llevado a tribunales y permaneció bajo arresto domiciliario con una fianza de 1 millón de dólares. Tras casi dos años de juicio, la fiscalía terminó retirando los cargos tras descubrirse que la demandante había mentido sobre sus antecedentes para conseguir la visa. Ella entabló un juicio civil en el que llegó a un millonario acuerdo con el acusado. Pero en Francia DMS enfrentaría otra acusación, por proxenetismo, de la que fue absuelto.
Lo único que admitió en todo ese tiempo es que “tengo una sexualidad más ruda que el promedio de los hombres”.
Los antecedentes previos de DSK no eran muy blancos.
Tras el episodio, desapareció de la vida pública y su carrera política quedó sepultada. Su mujer, directora de la edición francesa del “Huffington Post” y una rica heredera, tras apoyarlo en los juicios, lo dejó. (En el filme, Jacqueline Bisset).
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