LA CHICA DANESA: SERÁ PARA LA PRÓXIMA

Una película bella hasta el preciosismo, perfecta y lujosamente bien ambientada; interiores suntuosos y exteriores para video promocional de turismo. Linda. Gran musicalización de Alexander Desplat.

Es lo mejor que se puede decir de La Chica Danesa, una película muy esperada, que aborda una historia relevante y compleja de una manera superficial, obvia y hasta por momentos frívola.

Basada en la novela de David Ebershoff, que a su vez se inspiró en hechos reales ocurridos en Copenhague y París en los años 20, la película aborda la historia del primer transexual en someterse a una operación de cambio de sexo.

Elinar (Eddie Redmayne) y Gerda (Alicia Vinkander) son pintores y llevan 6 alegres años de matrimonio. En búsqueda de una modelo que cuaje con la idea de retratos que ella y su galerista tienen en mente, Gerda le propone un juego a Elinar, tras verlo interesado en su camisón de noche: que se vista de mujer, que pose y hasta vaya a una fiesta con ella, perfectamente maquillado, usando el nombre de Lili.

Elinar ya no regresará más de aquél “juego”.

Será la propia Gerda quien ayude a Elinar/Lili a encontrar el camino en pos de su identidad sexual, en un mundo y una época en que la ignorancia al respecto era escalofriante y, peor, compartida por los “especialistas”. Pero encuentran un médico que no sólo sabe que la crisis por la que está pasando Elinar/Lili no se trata de una enfermedad, sino que además está en condiciones de practicarle una operación de cambio de sexo.

Con toda la carga dramática que conlleva una historia como esta, con todo lo que puede llegar a descubrir para el espectador, la película no es capaz de pasar de la superficie. Nunca sabemos, realmente, qué siente, qué experimenta, qué ocurre al interior de Elinar/Lili: sólo vemos algunos gimoteos, un recuerdo infantil irrelevante y poco más.

Eddie Redmayne -nominado al Oscar por este rol- mientras más avanza el drama, más falso se ve en su personaje, construido con tantas externalidades -gestos, modos, poses- que parece gritar “¡estoy actuando!”.

Quien lleva el peso dramático, y muy bien, es Alicia Vinkander, convincente en la piel de Gerda, deslizándose por los más disímiles estados emocionales.

Desilusionarte.

A esperar el remake.

IDEAL PARA: ¿Vio ese certero y sencillo documental argentino “Yo nena, yo princesa” que exhibió el Cine Arte Alameda? Consígaselo y véalo.