Buh-ning Reparto: Yoo Ah In, Steven Yeun, Jun Jong-seo, Gang Dong-won, Seung Geun Moon. Dirección: Lee Chang-Dong Corea del Sur, 2018. Duración: 148 min.
“Quemar graneros” se llama el cuento de Haruki Murakami (incluido en la colección“El elefante desaparece”) en el que se basa el coreano Lee Chang-dong para construir su película Burning .
Premiado en Cannes (FIPRESCI) y en Toronto, el cineasta no solo adapta el relato y lo sitúa en Corea sino que convierte las 20 páginas del cuento en una cinta de 2 horas y media.
El resultado es una singular mezcla de cotidiano, enigmas y misterio –un thriller pausado e inquietante– al que el espectador no tiene más remedio que asomarse a través de la mirada perdida y taciturna del protagonista, Jong-su, un hombre solitario que trabaja ocasionalmente y pretende escribir una novela.
LUGARES QUE PARECEN ABANDONADOS
En una bulliciosa calle, llena de tiendas y boliches, promocionando un producto ve a Hae-mi, una atractiva chica que lo intercepta y le recuerda que fueron vecinos cuando pequeños. Se reúnen esa noche y ella le cuenta que ha estado juntando dinero para viajar a Africa. Su motivación es de índole existencial, algo que calza poco con las maneras y la frivolidad que exuda Hae-mi. Le pide a Jong-su que cuide a su gato, mientras esté ausente. El departamento de la chica es un caos de objetos amontonados y suciedad, entre ellos, la comida y la caja con arena del animal, al que nunca vemos.
Él acepta su petición, pero le advierte que él tendrá que hacerse cargo de una suerte de granja de su padre -ubicada en las afueras-, un lugar desde donde se escuchan por altoparlantes proclamas de Corea del Norte. Esta es también una casa donde nada parece estar en su sitio, al igual que lo que la rodea: un granero, un garage. Todo sumido en un abandono inexplicable.
A lo largo del filme y en sucintas escenas se va configurando -a través de la breve aparición de personajes- el origen de este hombre desarraigado. Son pequeñas pistas que arman el puzzle de una vida sin norte y de pasado fracturado.
EL TRÍO
Cuando Hae-mi le avisa que está por regresar, le pide que la recoja en el aeropuerto. Al llegar a buscarla, le presenta a Ben, casual compañero de viaje, un hombre de mundo, con el cual conformarán un trío que en algo recuerda vagamente a aquel de El Gran Gatsby . Ben maneja un porsche, vive en un departamento espacioso y elegante y cuando Jong-su le comenta que le gusta la literatura de Faulkner, él compra una novela del autor norteamericano.
“Hago lo que sea por diversión”, declara con su manera encantadora y leve de circular por la vida.
La amistad continúa: Ben y Hae-Mi van al rancho del padre de Jong-Su, rodeado de invernaderos por todos lados. Allí escuchamos confesiones inquietantes. Y si la tensión estaba instalada por todo aquello no dicho, a partir de ahí se produce un giro que no parece alterar el cotidiano, pero sí nos sumerge de lleno en el misterio.
Lee Chang-dong tiene una particular habilidad para hacer creer al espectador que le está abriendo puertas hacia la claridad cuando en realidad lo está introduciendo en un laberinto cada vez más complejo y oscuro, en un soterrado amasijo de celos, envidia, pasión.
La belleza de las imágenes -interiores y exteriores. llega a su paroxismo hacia el final. Aunque nada de lo que captura su cámara está demás: cada cuadro tiene una carga narrativa relevante.
Burning no es un relato difícil de seguir, pero exige un espectador atento, sensible y paciente.
Se entiende que no haya llegado más allá de la lista corta para el Oscar a mejor filme habla no inglesa.
Una exquisitez para cinéfil@s.
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