“CANTINFLAS”

El encanto de Cantinflas

“CANTINFLAS” es una biografía amable, muy en sintonía con lo que sus seguidores de diversas generaciones y buena parte del mundo espera ver. Porque ese público tiene una relación emocional con el personaje: lo vieron en su niñez o adolescencia en cine o TV, hablando castellano (mexicano, en realidad), en medio de la supremacía industrial de la cinematografía “gringa”.
La película —que comienza con un noticiero de 1955 que nos cuenta chismes de las estrellas de Hollywood— toma como eje la pre-producción de “La vuelta al mundo en 80 días” (1956), en manos de un soñador y algo bluffero Mike Todd (luego marido de Liz Taylor).
Desde allí se organiza un relato que retrocede al momento en que, en 1931, Mario Moreno llega a Veracruz, casi con lo puesto y con su encanto innato por delante. Se incorpora como barrendero a una carpa-teatro de variedades e inicia su carrera en lo que hoy llamaríamos stand-up comedy, de donde nace Cantinflas.
Hay algo encantador en este largometraje que permite pasar de largo las incógnitas que deja rebotando y la ausencia total de zonas oscuras (si es que las hubo). Una opción legítima, eventualmente, cuando se aborda una biografía: nadie espera que una biopic sea exhaustiva y total.
Ni siquiera que sea del todo verdadera.
Encantadora.