«CARTAS DESDE IWO JIMA”

Todos tenían una vida (antes de la guerra)

Las primeras imágenes de “CARTAS DE IWO JIMA” dan cuenta del hilo por donde se deslizará esta película “japonesa”, hecha por Clint Eastwood, la otra cara de “La conquista del honor”.
Es 2005. En las cuevas color gris acero de la isla donde se libró esa cruenta batalla de la Segunda Guerra Mundial un grupo de hombres hace un hallazgo: un montón de cartas cuidadosamente enterradas. Están allí desde 1945 y será el más valioso testimonio dejado por los jóvenes campesinos devenidos en soldados; y por los generales y oficiales del imperio del sol naciente que perdieron la vida en ese lugar.
La historia de quiénes defendieron hasta la muerte ese lugar, de cómo el comandante (Ken Watanabe) ideó una brillante estrategia para oponer una tenaz resistencia al aplastante ataque de la Marina norteamericana es lo que relata el filme. Personajes como un panadero que soñaba con volver a su hogar, lo mismo que el general, que escribió cartas con dibujos para su pequeño hijo.
El honor y el deshonor en ambos lados —unas breves escenas enfrentan a los bandos enemigos—, el temor, la desesperanza, la tragedia de descubrir que no hay heroísmo posible prevalecen sobre las diferencias culturales en una historia que traspasa con largueza lo sociológico-histórico para mirar al individuo, al ser humano, al fin y al cabo. Que eso es lo que se pierde en una guerra: seres humanos que tenían una vida…
Es una película de atmósfera, eficaz y coherente en su opción artística. Una realización de categoría, una película destinada a permanecer en la historia del cine.