Escribe: Guillermo Gallardo
Capturar los sentidos, mantener la atención, deleitarse con el verbo, agradecer el gesto y varios elogiosos etcéteras más provoca la obra Parecido a la Felicidad, escrita hace más de 50 años por el prolífico y multifacético dramaturgo ,actor y director Alejandro Sieveking (Ánimas de día Claro, La Remolienda, Tres Tristes Tigres, entre muchas).
Era un joven de 25 años, cuando, junto a su “yunta” de la vida, Víctor Jara, saltaron desde su examen de egreso de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile a la sala Antonio Varas.
La profesora de ambos, Bélgica Castro, debió haber estado en ese estreno para permanecer hasta el día de hoy recibiendo aplausos junto al ahora su marido Alejandro.
Él (dramaturgo) y Víctor (director) siempre tuvieron química, la que se plasmó sensiblemente en las obras que montaron en esta “sociedad artística”.
Francisco Albornoz, actual director, consigue traspasar, más de medio siglo después, la esencia de este texto lleno de sutilezas y emociones que mantienen al espectador observando el fluir de la trama con la sensación de estar recibiendo un placentero masaje al corazón del corazón.
Una historia mínima, un triángulo amoroso que fluye con la frescura, naturalismo y realismo de la vida misma.
El acertado elenco que interpreta a los enamorados —María Jesús Marcone, Emilio Edwards y Mario Avillo— capturó con las vísceras cada emoción, acción y palabras que nos hace transitar por esta historia delicada y simple. La misma química de Sieveking y Jara la transpiran por los poros.
Aunque se entiende el carácter y rol de la madre-suegra, el desempeño de Carmina Riego desarmoniza levemente con el trío, impresionando en otro estilo, alejado del naturalismo y espontaneidad de sus compañeros. Aún así el conjunto fluye y se comunica.
Imposible no hacer conexión con filmes del Neorealismo italiano o con melodramas de Tennessee Williams, particularmente con Un Tranvía llamado Deseo.
Notable puesta en escena, especialmente los recursos escenográficos, los que podrían aparecer como disonantes o injustificadamente rupturistas pero que le otorgan al montaje un toque contemporáneo que se ensambla sin “hacer ruido” con lo realista del contexto global.
Todo encaja: iluminación, vestuario, sonido, música, canciones.
Cotidianeidad, emoción y vida puestas allí delante de nuestros ojos.
Una obra imperdible para aquellos que quieran recuperar instantes “parecidos a la felicidad”.
Hasta el 3 de julio
Sala de Teatro Finis Terrae
Av. Pocuro 1935 (Estacionamiento subterráneo gratuito).
Teléfono 224207444
daleticket.cl
Viernes y sábados 21 horas
Domingo 19.30
Entrada General $7.000
Estudiantes y Tercera Edad $ 3.500
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