En un hermoso bosque parisino se ha producido un escabroso crimen: una joven y bella mujer aparece asesinada y la policía de la zona tiene rodeada la zona.
Pero este resulta ser uno más de varios que se han sucedido en distintas ciudades de Europa, lo que ha dado pie para conformar un grupo multinacional de investigadores de elite, que ha sido reunido por el detective Louis Daniel.
Con este caso se abre «Crossing lines», sofisticada serie policial que combina espléndidos escenarios europeos con un equipo de atractivos personajes que conjugan inteligencia, temeridad e historias personales complejas.
En el capítulo de apertura, para no tener problemas con la celosa división de policía local, Louis Daniel ha conseguido un mandato legal de la Corte Penal de La Haya, a través de Michel Dorn (Donald Sutherland). Con este trámite, puede circular con su team multinacional por distintas
ciudades del Viejo Continente.
El equipo de Louis lo integran Eva Vittoria, una sargento italiana experta en operaciones encubiertas; la detective de Lyon, Anne-Marie San, una analista con una peculiar don de memoria; el noriralndés Tommy O’Connel; el comisario alemán Sebastian Berger, quien ha desarrollado una tecnología de punta para marcar los lugares del crimen; y una inspectora inglesa, experta en interrogatorios sicológicos.
Pero Daniel necesita a alguien más: Carl Hickman, un ex oficial de policía de Nueva York, que mal vive en un remolque en un parque de diversiones belga, luego de protagonizar un doloroso traspié en su carrera.
Este equipo estelar de sabuesos de diversas nacionalidades, a los que se van agregando posteriormente otros, se despliega en los capítulos de «Crossing Lines», una serie que resultará apasionante para cualquier amante del género policial, porque cada personaje del team daría para una serie propia, pero a la vez, como grupo funcionan exquisitamente como reloj.
Ok. Ciertos juguetitos tecnológicos y las curiosas expertises de cada cual pueden ser un reto a la verosimilitud. Pero no se ponga a sacar cuentas y disfrute de las inteligentes deducciones de este equipo de lujo, los sofisticados aparatos de que disponen algunos y la cuenta corriente sin límite de la que parecen disponer porque gracias a eso uno se pasea por Europa en tren, auto o helicóptero, y encuentra huellas que un sicópata astuto se ha preocupado cuidadosamente de no dejar.
A ritmo trepidante, las sorpresas avanzan según corren los capítulos.
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