Demain tout commence Reparto: Omar Sy, Clémence Poésy, Gloria Colston, Antoine Bertrand, Karl Farrer. Director: Hugo Gélin Francia, 2016. Duración: 115 min.
En el modo desparpajado de sus protagonistas y un tercer personaje, un secundario divertido y preciso, reside gran parte del encanto de Dos son familia, la comedia francesa que reversiona No se aceptan devoluciones, que el mexicano Emilio Derbez dirigió y protagonizó, convirtiéndose en un taquillazo.
El afroeuropeo Omar Sy -que en 2011 sedujo al público en el melodrama Amigos inseparables– es quien protagoniza esta historia, una a la que siempre es posible darle una nueva vuelta de tuerca: la del soltero sin compromiso al de que de pronto le cae en brazos un lactante.
Samuel (Sy) es un vividor con encanto para prodigarse y seducir a quien se le cruce por delante. Y él ha encontrado el mejor lugar del mundo para su carácter fiestero sin límite y el buen pasar: una playa en la costa azul donde cumple de vez en cuando con su trabajo de pasear turistas en yate, bajo la tolerante supervisión de la dueña del negocio.
El mayor talento de Samuel es su ingenio para vivir de farra, mientras elude alegremente cualquier compromiso adquirido, por más mínimo que sea.
Hasta que un día, mientras duerme la resaca en uno de los yates, se aparece una chica rubia, Kristin, y le deposita una guagua de pañales, explicándole que se trata de la hija de ambos, que ella no está en condiciones de hacerse cargo. Antes de que Samuel logre sacudirse la modorra, Kristin se ha hecho humo.
Samuel decide ir tras ella a Londres -guagua llorando incluida-, donde se tropezará con un singular productor de películas, Bernie, que terminará siendo clave en su vida.
Porque la realidad es que Kristin ni siquiera está ubicable en su Facebook, así es que Samuel se verá cambiando la soleada rivera francesa por el lluvioso Londres para convertirse en padre de Gloria, por mucho que clame al cielo (no sin razón), “¡no soy papá, soy un niño!”. Sin muchas más opciones, acepta la propuesta de trabajo de Bernie: ser doble (stunt).
Una vez superado el apuro, Samuel seguirá siendo lo que ha ido siempre, para suerte de la ahora niña: un gozador, un tipo creativo e ingenioso para hacer de todo lo que lo rodea una fiesta colorida, y del riesgo de ser un stunt, una diversión, solo para hacer reír a su hija. En su mundo de fantasía no hay espacio para la vida real, como el colegio de Gloria o las verdades que no son fáciles de contar y que prefiere disfrazar de cuentos fantásticos.
Este encantador trío (y sí, también la directora del colegio) circula por los más sorprendentes escenarios y situaciones, mérito que hay que darle al director Hugo Gélin (este es su segundo largometraje) y a la multitud de guionistas de los créditos.
No exenta de clichés, eso sí, lo que deviene es más o menos previsible, pero considerando que esta no es una novela de Agatha Christie, lo que vale es cómo se nos va abriendo en la pantalla de manera lúdica e ingeniosa una historia esencialmente clásica, de afectos y amistad.
Hacia el final se carga al melodrama, lo que en verdad no importa mucho tampoco, considerando que si bien para algunos espectadores ello resultará un lastre, para otros, será una virtud.
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