Graham Greene situó su novela “El americano impasible” cuando Francia estaba abandonando sus posesiones en Indochina, lo que ocurrió después de ocho años de cruenta guerra (del ’45 al ’54). Esta nueva versión cinematográfica de “EL AMERICANO” (J. Mankiewicz hizo una el ’58 con Audie Murphy y Michael Redgrave) tiene a Michael Caine en el rol del desencantado Fowler, un corresponsal británico con esposa en Londres y bellísima amante local, sin intenciones de abandonar lo que pronto sería un polvorín: Saigón (1952).
La película toma la perspectiva de este corresponsal ya maduro que ha encontrado su refugio en este agitado rincón del mundo, dejando que pasen por sus narices hechos y situaciones nada amables, con cierta ambigua actitud, mezcla de resignada indolencia, cinismo y de no intromisión en asuntos que piensa que no le incumben.
Su vida relativamente tranquila cambia cuando aparece este «americano» que, además de enamorarse de su novia, Phuong, es portador de una doctrina que nuestro protagonista no tiene cómo sospechar hacia dónde precipitará los ya difíciles momentos históricos que están por explotar y cómo esto afectará dramáticamente a los seres humanos involucrados: “Queremos salvar a Vietnam”, le revela en algún momento “el americano”.
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