“EL GRAN PEQUEÑO”: UNA HISTORIA DE FE Y ESPERANZA

Hay algo de película antigua de matiné -y no porque transcurra en los años 40- en «El Gran Pequeño», la historia de Pepper, un niño de 8 años que vive en un pequeño pueblo de California en el seno de una familia feliz.
Su padre tiene un garage, en el que ayuda el hermano mayor, y su madre (Emily Watson) es una dulce mujer que cocina rico.
El único problema es que el chico tiene un defecto de nacimiento, que le impide crecer. Aunque los matones del pueblo le hacen bullying, él es inmensamente feliz: su padre es un papá de manual de sicología. Juega con él, le enseña de todo, lo hace reír.
Hasta que llega la Guerra. Su hermano mayor es llamado por el Ejército pero es rechazado por un pequeño defecto. Esto hace que sea su padre quien termine reclutado para ir el frente.
Y con ello, el mundo feliz del niño comienza a derrumbarse.
Sin embargo, contará con el apoyo del Padre Oliver (Tom Wilkinson) y con un inesperado amigo, alguien a quien el pueblo le tiene verdadera inquina: un japonés residente.
La película es un relato en off de este niño ya grande, que con su ingenuidad y el amor por su padre deberá aprender y practicar lo que es la fe y la esperanza.
Una película con mensajes valóricos familiares y bienintencionada.
Simpática, con toques de humor, algo empalagosa.
Sólo para verla con buena voluntad.
IDEAL PARA: funciones de colegio.