«EL VIAJE MÁS LARGO»: ROMANCE X 2

Como un bolero -romántico, lento, sufrido- es «El viaje más largo», la historia de dos romances en épocas distintas que se nos cruzan por casualidad.
Luke Collins (Scott Eastwood, sí, hijo de) es un campeón de rodeo en Carolina del Norte que sufre un severo accidente. Pero un año después vuelve a las pistas. Allí, en medio del público, conoce a Sophia (Britt Robertson), quien está terminando sus estudios de arte para volver a Nueva York en un par de meses a hacer su práctica en una importante galería.
Aparte de ser bellos, jóvenes y guapos Luke y Sophia no tienen nada más en común. Saltándose este «detalle» inician un romance.
Una noche lluviosa rescatan a un anciano, Ira (Alan Alda), quien ha sufrido un accidente automovilístico. Y con él, una caja de mimbre llena de viejas cartas y fotos.
No sólo se ocupan de llevarlo al hospital sino que Sophia lo acompaña y comienza a visitarlo asiduamente para leerle las cartas.
Así, mediante raccontos que surgen de las misivas, se va relatando la historia de amor de Ira y Ruth (Oona O’Neill), una atractiva y culta chica judía que ha llegado desde Viena junto a su familia, justo antes de la Guerra.
La película alterna el relato de ambos romances, con sus altibajos, minutos Kodak, dificultades y felicidades.
Mucha naturaleza, rodeo, chicas de mini, botas vaqueras y sombreros, por una parte, y bailes, paseos y cortejos recatados por el otro. Entremedio, el amor por el arte de Ruth y Sophia.
Larga, predecible, almibarada, lacrimosa, no le faltará público.

IDEAL PARA: Si lo suyo es el bolero style.