En el pueblo de Darkness Falls circula una siniestra leyenda sobre “el hada de los dientes” (lo que para nosotros es simplemente el «ratoncito»). De una señora buena persona que deja monedas a los chicos que van cambiando sus dientes de leche, esta peculiar “hada” se ha transformado en un fantasma espeluznante que destroza – o bien persigue hasta destruirlo- a quien osa mirar su horrible aspecto.
“EN LA OSCURIDAD DE LA NOCHE” comienza cuando a Kyle se le cae el último de sus dientes de leche. Su amiga Caitlin le recuerda no mirar a la siniestra señora cuando llegue a su cuarto en busca de él. Pero las cosas no pueden salir peor. Y la que paga el pato es la madre de Kyle, y claro, este mismo, que termina recluido en un hospital psiquiátrico luego de contar su historia y mostrar una inusual fobia a la oscuridad.
Ya adulto, Kyle vive completamente solo y con muchas linternas a su alrededor. Pese a su aislamiento, su antigua amiga Caitlin logra ubicarlo para pedir su ayuda: Michael, el pequeño hermano de Caitlin, habla de cosas parecidas a las que alguna vez argumentara Kyle. Michael está recluido en el hospital y no puede permanecer en la oscuridad ni un solo segundo sin que se enloquezca de miedo.
Los siquiatras tratantes parecen haber sido entrenados en la Edad Media, lo que termina por convencer a Kyle de que debe quedarse en ese pueblo de pesadilla porque es el único que está en condiciones de entender a Mike. La bruja, a quien se le han escapado un par de personas – una de ellas, nuestro protagonista- comienza a rondar más seguido, con las consecuencias imaginables. Naturalmente, Kyle, con la ayuda de Caitlin, deberá encontrar la fórmula para deshacerse del alma en pena. Mal que mal, hasta los espíritus malignos tienen su talón de Aquiles.
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