Francisco, el padre Jorge Director: Beda Docampo Feijóo Reparto: Darío Grandinetti, Silvia Abascal, Leticia Brédice, Carlos Hipólito, Alejandro Awada. Año: 2015. Duración: 90 min. País: Argentina INSPIRADORA PARA ALGUNO/AS, INFUMABLE PARA OTRO/AS
Elisabetta Piqué (@bettapique) es corresponsal de «La Nación» de Buenos Aires en El Vaticano y desde ese privilegiado palco escribió la biografía del Papa, «Francisco, Vida y Revolución», en la que se basa esta película.
«Francisco, el padre Jorge» es una biopic inundada de optimismo y cariño, que, como ocurre con todo en esta época de noticias que no se detienen, parece «atrasada»: es un perfecto reportaje para haber visto la luz unos meses (no más) de haber asumido el primer Sumo Pontífice latinoamericano de la historia.
Porque al verla es inevitable que se vengan a la mente todos los hechos y sobre todo las últimas polémicas que lo han rodeado y que naturalmente no están en esta biografía con elementos de ficción.
Y ello no se notaría tanto si el tono de «Vidas Ejemplares» (o «Vida de Santos») no inundara todo el relato, hasta sus últimos rincones.
Eso hace que Darío Grandinetti encarne a su compatriota desde una actuación externa, donde a lo único que apela es a recursos físicos para imitar el aspecto y las formas de andar del Papa Francisco.
No hay ambigüedad ni complejidades, ni sombras en este ser donde todo es luz, bondad, sabiduría, arrojo. Por ello mismo, tampoco casi no hay tensión dramática.
El tema de los jesuitas que salvó de las garras de la policía política se resuelve en una escena en el despacho de un almirante; y la velada amenaza del Gobierno para que no siga denunciando la corrupción en otra charla en otro despacho, el suyo.
En términos de puesta en escena, lo más valioso es la reconstrucción de época, en las numerosas secuencias que muestran a Jorge Vergoglio de adolescente junto a su familia y en reuniones sociales.
El trabajo del director por armar el relato yendo y viniendo del pasado al presente, con el hilo conductor de la periodista española como narradora y su historia paralela, consigue que la película resulte amena y que nunca decaiga el ritmo.
Para los creyentes -o cualquier persona de buena voluntad- «Francisco, el padre Jorge» resultará muy inspiradora.
Y es que más allá de estos análisis, hay que reconocer que en estos tiempos amargos, tan faltos de caridad y tan llenos de egoísmos y de odios, esta película es un oasis, un bálsamo, una buena nueva. Porque el que esté «incompleta» (a causa del arrollador paso de los acontecimientos) no la hace menos verdadera.
(No apta para quienes tienen cuentas pendientes con la Iglesia).
IDEAL PARA: gente de buena voluntad (Jesús dixit).
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