Alguien que no es ninguna de sus protagonistas bautizó como Valle Feliz a este pueblecito de la campiña inglesa, cerca de Yorkshire, donde transcurre «Happy Valley», una serie intensa y adictiva, gracias a un guión que va entregando pistas y datos que dejan atrapados al espectador desde el primer minuto, en un trepidante drama familiar y policial que se trenza hábil y potente como una sola madeja.
En lo que ya parece una tendencia, la protagonista es una mujer, y no es ciertamente ni joven ni glamorosa.
La sargento Catherine Cawood (Sarah Lancashire), separada, carga con el dolor de haber perdido a su hija en violentas circunstancias, mientras su otro hijo no le habla. Ella ha criado a su nieto, ya en edad escolar, un niño cuya propia historia personal no lo convierten en un chico fácil.
Su mejor compañía es su hermana Claire (Siobhan Finneran, la intrigante Sarah O’Brien, de «Downton Abbey»), una mujer adicta que ha llegado a vivir literalmente en la miseria, atrapada en las garras de la heroína. La complicidad de las hermanas, fuertes y frágiles a la vez, ambas con heridas profundas, que se apoyan mutuamente con una lealtad a toda prueba, parece ser lo único que se mantiene impoluto en todo este entorno hostil y sombrío.
Pintada así, «Happy Valley»¡es como para salir huyendo!
Pero eso es imposible: se lo garantizo.
En el primer capítulo, cuando Catherine corre por las calles tras los delincuentes como si tuviera menos años y menos kilos de los que tiene, mostrando mucho más coraje y decisión que sus jefes para hacerse cargo, verdaderamente y no a manera de trámite, de su trabajo, uno ya quiere saber por qué esta mujer decidida y resistente como una roca tiembla como una hoja cuando se entera que un delincuente saldrá de la prisión.
Este verdadero largometraje por entregas aumenta su voltaje a cada minuto y en cada capítulo hay nuevas sorpresas por descubrir, que estaban allí, ocultas, en las aparentemente rutinarias vidas de los pueblerinos.
Temas que está tan álgidos en nuestra agenda, como la violación y el aborto, circulan aquí como telón de fondo.
A pesar de lo sombrío y duro que parece, «Happy Valley» es finalmente un emocionante y conmovedor relato en que el afecto filial y la familia, como quiera que ésta sea, se alzan como el último bastión donde guarecerse del lado oscuro del ser humano.
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