(“Walk the line”) Reparto: Joaquín Phoenix, Reese Witherspoon, Ginnifer Goodwin, Robert Patrick. Dirección: James Mangold. EE.UU., 2005. Duración: 137 minutos. Mayores de 14. MUY BUENA
“JOHNNY & JUNE: PASIÓN Y LOCURA”. Sí, así se llama la película.
Como para huir despavorido.
Pero por favor no lo haga, porque se perdería una historia entrañable y muy humana.
Ni siquiera cuando le digan que se trata de la vida de Johnny Cash.
Cierto: los más enterados saben que el campesino pobre de la América profunda de los años ’50, fue una de las figuras más rupturistas de la música popular y un literal pionero del rock, en su más áspero concepto. Cash compartió escenario con Elvis -—cuya muerte prematura le arrebató la medalla de mítico— , Jerry Lee Lewis, Roy Orbison y fue objeto de admiración (e inspiración) para gigantes como Los Beatles, Bob Dylan y hasta para los actuales Coldplay y U2 que han prodigado elogios embobados para Cash.
Ese intenso y versátil gran actor que es Joaquin Phoenix tiene mucho que ver con el convincente resultado final de esta película. Johnny Cash es un hombre que ha sabido de dolor y pérdidas desde muy niño, de rechazos e incomprensiones varias, hasta de violencia; pero su pasión por la música, más atenazante que inspiradora a decir verdad, se impondrá por sobre todo ello.
Aquí hay trozos importantes de la historia del rock, de la génesis de aquello que hoy nos parece tan natural —la industria de la música, con su alcance masivo y toda su parafernalia bien estructurada— y también una historia de redención que, eso sí, hoy resultaría altamente improbable. Más aún en lugares donde desde el puritanismo más espeluznante se pasó a la nada, o con suerte, se derivó a las grandes causas políticas, de esas que dan pasaporte de héroe.
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