Gretta (Keira Knightley) susurra una canción y rasguea una guitarra en un pub neoyorquino, con más pánico escénico que entusiasmo. Un amigo, que sabe que es una talentosa compositora, la ha invitado a subir. El público la recibe con indiferencia. Excepto por un tipo con aspecto de homeless que está en el bar. Dan (Mark Ruffalo), alguna vez un gran productor musical (que cuelga de un hilo en su propia compañía), se da cuenta de su valor y se imagina esa misma canción con todos los arreglos posibles.
Gretta y Dan están en el peor momento de sus vidas, en el bajón total. Ella está a punto de devolverse a Londres, luego que su novio músico, Dave (Adam Levine) la dejara plantada, y a él se le ha desarmado la familia, la carrera y la pega.
Pero esa canción le prende la chispa a Dan, un hombre “apagado” totalmente desde hace mucho, y logra contagiarla a ella, con quien inician un loco proyecto de grabar un disco en distintos lugares de Nueva York, al aire libre.
“LA CANCIÓN DE TU VIDA” es una comedia dramática exquisitamente armada, que gira en torno al amor a la música (cómo no) y que enfoca el arte como un karma irrenunciable para quienes tienen talento, que requiere, eso sí, de que la fe no se apague nunca y de que la perseverancia supere traspiés, traiciones y golpes emocionales. Un relato que, de paso, lanza unas cuantas ironías a la industria musical establecida. Entrañable.
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