(“The iron lady”) Reparto: Meryl Streep, Jim Broadbent, Richard E. Grant. Dirección: Phyllida Lloyd. Reino Unido/Francia, 2012. Duración: 105 minutos. Mayores de 14. Mala.
Un desperdicio. Eso es «LA DAMA DE HIERRO».
Una probada buena actriz, Meryl Streep, en la piel de una de las personalidades más controvertidas del mundo actual, Margaret Thatcher, y mucha tela que cortar… Ni eso alcanza para que esta deslavada película se levante de su modorra narrativa permanente…
¿Es que no se atrevieron con ella?
Porque mucho -¡demasiado!- se puede decir, opinar, pensar en torno a un personaje que cuenta con amigos de lealtad infinita y enemigos acérrimos -incluido respetos y odios cruzados-, que influyó fuertemente en la política occidental de fines del siglo XX y que tiene una historia personal que por sí sola vale una película.
Nada que se sienta con fuerza por aquí.
Todo se sobrevuela: su juventud luchadora, sus reformas, los intensos altibajos de su popularidad, las circunstancias políticas que afrontó, sus amigos y enemigos, la mujer poderosísima que fue, su ocaso con demencia senil…
La película no se decide si contar estos contrastes o narrar los «últimos días» de una anciana que alucina o si repasar algo de lo que convirtió a Mrs. Thatcher en una suerte de mito femenino.
Meryl Streep hace una magnífica caracterización, muy bien apoyada en maquillaje, vestuario y peluquería, acuciosa en su gestualidad y sus movimientos, así como en la voz. Es un gran trabajo que navega en medio de un guión muchas veces ramplón y un montaje errático.
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