La voz en off de Bob (Tom Hardy, ¡excepcional!) nos explica qué son los «bares de entrega» en Brooklyn, donde se guardan gruesos sobres de dinero, que unas manos discretas depositan por ahí sigilosamente.
El mismo Bob atiende uno de estos tugurios, el de su primo Marv (J. Gandolfini), quien alguna vez tuvo un pasado «glorioso» en los bajos fondos, sitial que él quiere recuperar.
En realidad Marv —que vive con su hermana jubilada, acosados por las deudas, y con quien discuten si desconectan al padre en estado vegetal- ya ni siquiera es el propietario del local. El bar le pertenece a unos mafiosos chechenos, que un día se dejan caer tras ocurrido un asalto en el que se «perdieran» unos cuantos miles de dólares.
Bob, un hombre callado, cabizbajo, que va a Misa casi a diario, conoce a Nadia (N. Rapace, «Millenium») cuando encuentra en el jardín de la chica un cachorro malherido, que ambos rescatan y curan.
En un juego de suspenso y sorpresas, en «La entrega» nada es lo que parece. La culpa, el perdón y el pasado gravitan en un drama policial y humano, con más sombras que luces, en una atmósfera (también muy de cine negro) en la que la violencia es una amenaza permanente y se asoma siempre, hasta explotar junto con la verdad final.
IDEAL PARA: fans del buen cine negro.
Copyright Anajosefasilva.cl 2014