La novela La Habitación (Room), de Emma Donoghue, construye una ficción que perfectamente podría ser un caso similar a los de Viena o Cleveland. La historia de Natasha Kampusch, la chica vienesa que estuvo secuestrada desde los 10 a los 18 años, escondida por su captor en un sótano de 5 metros cuadrados, estremeció al mundo en 2006, cuando ella logró escapar y dio a conocer su drama. También en Viena se conoció de un sujeto, Joseph Fritzl, que mantuvo secuestrada a su propia hija.
Ha habido varios casos similares. Otro tan mediático como el de Natasha explotó en 2013 cuando tres chicas de Cleveland consiguieron huir de su cautiverio, tras haber sido sometidas cruelmente por un hombre, que terminaría suicidándose en su celda.
Ahora La Habitación llega al cine, con tres importantes nominaciones al Oscar (una a mejor película), dirigida por Lenny Abrahamson y con la misma autora como guionista.
Donoghue imagina y construye el día a día de una joven en esta dramática circunstancia.
Cuando arranca la película vemos a Joy (Brie Larson, nominada al Oscar) en un cuarto cuya única ventana al exterior es una claraboya, por donde se pueden adivinar las estaciones del año. En menos de 20 mts cuadrados se distribuyen cama, cocina, mesa, baño, un televisor y un closet. Con ella está Jack (Jacob Tremblay), su hijo de 5 años. Jack tiene el pelo tan largo que parece una niña. Es que allí no hay tijeras.
Joy ha sido secuestrada a los 17 años por un sujeto que ella llama el viejo Nick y lleva encerrada allí 7 años.
No es necesario decir que Jack es producto de las violaciones a que Joy ha sido sometida todo ese tiempo. Ni se menciona.
Muy lejos de la truculencia, lo que nos muestran la cámara de Abrahamson y el relato de Donohue es la asombrosa estatura espiritual de esta joven madre que le ha construido a su hijo un mundo lo más “normal” posible, una rutina, para que crezca sano y feliz en estos 20 mts cuadrados, que es el mundo entero para él: por la mañana toma desayuno, se lava los dientes, ve televisión, hacen ejercicios juntos, Joy le mide su estatura, inventan juegos, le hace un pastel para su cumpleaños, le enseña a leer, le canta.
Cuando cae la noche, Jack se acuesta con su pijama en el closet, con las celosías cerradas. Es la hora en que “el viejo Nick” aparece. Una vez que este se va, Jack duerme con su madre.
Es un niño alegre, que piensa que el mundo empieza y se acaba en esa habitación y que lo que aparece en la TV -dibujos animados, lectores de noticias, animales de la selva- es irreal, lo que sea que ello signifique.
Pero Joy sabe que, tras construirle este “castillo”, ahora deberá derribárselo.
Lo asombroso de esta película es que es capaz de poner su foco con profundidad y precisión en los procesos sicológicos de estas dos personas -una joven y un niño- en el dramático e injusto escenario en que se han desenvuelto sus vidas.
Por lo mismo, la parte interesante de la pregunta ¿cómo se sale de allí? no está referida a la ansiada huida del lugar, sino más bien en cómo sobreviven y se recuperan las personas a las que se les infringe un daño tan profundo.
IDEAL PARA: dejar de quejarnos por nuestras pequeñas dificultades diarias.
(*Brie Larson finalmente ganó el Oscar 2016 a mejor actriz protagónica por este rol).
https://www.youtube.com/watch?v=KfHOKdBsJc4
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