The Land of Steady Habits Reparto: Ben Mendelsohn, Edie Falco, Connie Britton, Natalie Gold, Charlie Tahan, Thomas Mann, Elizabeth Marvel. Dirección: Nicole Holofcener Estados Unidos, 2018. Duración: 98 min.
En ese pueblo chico que es la comunidad de familias acomodadas de La Tierra de Hábitos Constantes, Anders (Ben Mendelsohn, Bloodline VER COMENTARIO) ha pasado a ser algo así como un paria, aunque él no se dé mucha cuenta.
Hace unos seis meses decidió dejar -o al revés, no lo sabemos- un rendidor trabajo en el área financiera, abandonar su espléndida casa, a su mujer Helene y a su hijo Preston (Thomas Mann, Yo, él y Raquel VER COMENTARIO), un chico de 27 años que no ha salido del todo de la adolescencia.
A nadie se le puede reprochar que a cierta edad le sobrevenga una crisis y tome decisiones no muy acertadas, pero el hombre ha puesto de su parte. Con cierta parsimonia y sin angustias, Anders dedica su tiempo a recorrer primorosas tiendas de decoración, tener aventuras sexuales (no muy auspiciosas) y sobrecargar de adornos navideños chillones la fachada de su nueva casa.
Anders es un cincuentón que no tiene mal ver, pero su despiste vital lo hace tan poco seductor como Mr. Bean. Básicamente no sabe –aún- dónde está parado ni dónde pisa. Es -más que un ser conflictuado, atravesando una crisis de la que saldrá algo renovador- un hombre estacionado, que parece estar cómodo así, o pretende estarlo, ante sí y ante los demás.
Por ejemplo, decide ir a una fiesta -a la que obviamente lo invitaron por error- donde están todos aquellos que alguna vez lo estimaron, incluida Helene (Eddie Falco, Los Soprano) con su nueva pareja, un amigo (o ex) del mismo Anders.
Además de estos matrimonios de edad media, por allí pululan también otros adolescentes, como Charlie, el hijo de los dueños de casa.
La directora neoyorkina Nicole Holofcener (Una segunda oportunidad) se vale de esta reunión para darnos las claves y hacernos un mapa de los personajes que tejen este drama de vida cotidiana, que apunta a la dificultad inherente del ser humano de armar vínculos (y saber mantenerlos). Matrimonios, parejas, amistades, padres-hijos.
¿En qué momento se rompe esa armonía construida con gestos, afectos y amor? Y de ellos, el único ineludible e insoslayable: el vínculo filial.
Revisar fotos viejas, algunos videos antiguos, se revalora aquí como un necesario ejercicio de memoria que contribuye a vislumbrar cuándo y cómo se produjo ese momento en que el niño -siempre tan demandante- deja de requerir a sus padres y empieza a darle portazos en las narices.
A su vez, ese adolescente que surge, lo hace en una casa con adultos cansados de la crianza, no muy preparados y con sus propias crisis de madurez.
Porque ni Sanders ni Helene -aunque ella más sutilmente- ni sus amigos son mucho más maduros que sus hijos adolescentes. Solo que en estos últimos, aún frágiles, las malas decisiones pueden determinar fatalmente su futuro.
Estrenada en el Festival de Cine de Toronto, La Tierra de Hábitos Constantes (The Land of Stead Habits) es como su título: parece que no pasa nada y para el espectador vacunado por la adrenalina hiper calórica de las series, cada vez más llenas de piruetas, resultará de una planicie inverosímil.
Pero lo más dramático de esta película es lo realista que es. Incluso en sus momentos de humor. Y de tragedia.
Reencontrarse, revalorarse mutuamente para salvarse del desastre dependerá de algunos remezones, de sinceramientos y sobre todo de un esfuerzo por crecer, de parte de adultos y adolescentes.
Una película necesaria.
(En Netflix).
Copyright Anajosefasilva.cl 2014