LA TEMÁTICA RACIAL: ¿POR QUÉ PODRÍA INTERESARNOS TALENTOS OCULTOS (HIDDEN FIGURES)
@_filmico anunció por twitter que se le habían agotado las copias de un filme sobre asuntos raciales y apuntó: “Lo cual es toda una sorpresa. Sé que ustedes quizás no lo sepan, pero vender películas de temática racial es re-difícil”.
Es lo que suele ocurrir con estos filmes en Chile (y quizás también en otros lados)
Pero no es solo un asunto de espectadores.
NO MÁS #OSCARSOWHITE
Hace un año, un reclamo surgido desde las mismas entrañas de Hollywood, apuntó a la casi nula presencia de filmes y/o artistas afroamericanos en las candidaturas al Oscar.
El #oscarsowhite circuló como reguero de pólvora el verano pasado en la comunidad global del cine.
Hollywood reaccionó y para el 2017 la Academia prestó atención.
Hoy, Fences , Moonlight y Figuras Ocultas postulan al Oscar a mejor película y a otros importantes galardones; y “Loving”, a otras estatuillas.
Todas abordan “temáticas raciales”.
FIGURAS OCULTAS: SALIENDO A LA LUZ
Figuras ocultas (basada en la novela de Margot Lee Shetterly) se inspira en la historia real de Katherine Johnson (Taraji P. Henson), un genio de las matemáticas, y sus igualmente talentosas y brillantes amigas Dorothy Vaughn (Octavia Spencer) y Mary Jackson (Janelle Monae).
Las tres trabajaron para la NASA y se las considera como las verdaderas responsables de conseguir que la nave Mercury orbitara la Tierra, con John Glenn a bordo.
Eran momentos tensos, cuando la Carrera Espacial constituía una de las piezas claves en el tablero de la Guerra Fría y la desesperación de que la URSS hubiese ganado el quién vive a EE.UU. tenía de cabeza desde el Presidente Kennedy hacia abajo.
Eso ocurrió en 1962, cuando las leyes de segregación estaban plenamente vigentes en la nación, y Martin Luther King daba su lucha por los más elementales derechos civiles que se le negaban a la gente de su raza, la misma de Katherine, Dorothy y Mary.
LA FAMOSA DESCONOCIDA KATHERINE JOHNSON
Para los conocedores en tecnología y ciencia (como el periodista Nicolás Luco, que escribiera una iluminadora columna en El Mercurio sobre la protagonista del filme), Katherine Johnson no es una desconocida. Pero sí lo es para la inmensa mayoría del público.
Por eso se agradece la película (su título, Talentos ocultos , Hidden Figures , no puede ser más apropiado) y la idea de sacar a la luz a tres mujeres que a puro talento y resiliencia derribaron costumbres refrendadas por leyes; leyes y reglamentos a través de las cuales el Estado las marginaba para ubicarlas como ciudadanas de segunda clase (ya saben: baños separados, asientos traseros en los buses, lugares prohibidos, trabajos vedados, ¡hasta el café separado!).
RESPETO, NO COMPASIÓN
El director y coguionista Theodore Melfi nos muestra a estas mujeres con inmenso respeto, jamás desde la compasión.
Respeto por su carácter alegre y su humor; que las releva como las chicas bien educadas que son (sí, son finas, externa e internamente, ¿por qué no podían serlo?); no las estiliza para que se aproximen al parámetro Hollywood de belleza (generalmente #sowhite) como vimos, por ejemplo, a Whitney Houston, delgada y de pelo liso en El guardaespaldas.
Ellas son jóvenes que bromean, se divierten; son normales —cierto, mucho más inteligentes que el promedio—, algunas ni muy bonitas, o bien, pasadas de peso (¡así de normal!), a la vez que muy femeninas; que tienen familias; que forman parte de una comunidad contenedora, valiosa. Que no ignoran la realidad que las incumbe —vemos protestas en las calles, escuchamos a Martin Luther King— y que de alguna manera subentienden que su tarea en esta lucha es abrir espacios impensados valiéndose de su contundente talento.
Porque, leyes segregacionistas o no, ellas fueron contratadas por la NASA (antes NACA) que prontamente tuvo que sacarlas del galpón trasero (como en los buses) a donde relegaban a las “mujeres negras” y trasladarlas al corazón de las misiones espaciales donde hicieron un trabajo de tal relevancia que no pudieron ser ignoradas por la comunidad científica.
¿Importa que sea ficción que un blanco (Kevin Costner, su jefe en la película) se lleve los laureles en una épica escena? No importa nada.
El caso es que, en los segregacionistas años 60, alguien reconoció sus talentos, las impulsó a estudiar, lo pudieron hacer, y alguien —lo más seguro un hombre y blanco— las contrató en la NASA porque las necesitaba para que hicieran aquello que nadie más pudo hacer.
Al final de cuentas, las injusticias más indignantes suelen ser derrotadas sin odios, sin violencia; pero sí en cambio con creatividad, agudeza, razones contundentes y espíritus limpios y fuertes, como los del Dr. King y la matemática Katherine Johnson.
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