La primera imagen es elocuente: una mujer en una tina, en un baño a medio iluminar, con los ojos llorosos y heridas sangrantes en el rostro.
“Marcella” (original de Netflix) es una maraña de universos oscuros que se van cruzando capítulo a capítulo en un Londres real, ese en que conviven criminales de poca monta, asesinos peligrosos, inescrupulosos de alta sociedad, familias quebradas, trabajadores, estudiantes, víctimas y victimarios, en un variopinto muestrario de seres humanos. Su conexión: la protagonista que le da el nombre a la serie.
Marcella Backland (Anna Frield), una mujer de mediana edad, acaba de ser abandonada por su marido, Jason, un exitoso abogado de una gran empresa constructora de Londres, que maneja con frialdad y decisión Mrs. Gibson.
Devastada, no sólo porque está enamorada de Jason, Marcella siente que su vida entera ha sido destruida y carece de sentido: durante los últimos 11 años se ha dedicado a su hogar, a cuidar de su hijos.
Alguna vez fue una aguda detective de la policía. Por eso, cuando aparece un oficial enviado por su antigua colega, la Inspectora Laura Porter, a pedirle información sobre un caso que ella llevó, decide dar un paso clave: solicitar su reincorporación.
Aunque todo indica que sería mejor para ella tratarse en un centro siquiátrico -tiene episodios de ira descontrolada, de autoagresión, desmayos prolongados y pérdida de memoria- disimula malamente su estado y consigue retomar su antiguo trabajo.
Y es que un asesino en serie que sigue los patrones de aquél que Marcella investigara años atrás tiene de cabeza a la policía.
Regresar a su trabajo la revive, pero sanarse le tomará mucho más tiempo. Alterada como está, comete actos impulsivos y desesperados que luego la enredan, la obligan a mentir y la mantienen en permanente tensión y temor. El áspero ambiente tampoco es el mejor, ni la brusquedad de trato con algunos de sus compañeros o jefes, ni ver cómo su ahora ex marido está más lejos de ella de lo que suponía.
Peter Cullen, el hombre al que no pudo probársele los crímenes que ella investigó hace 11 años, sí paró en la cárcel, pero por el asesinato de su esposa. Y ahora está en un régimen de semi libertad.
Marcella ha guardado por años los expedientes y está obsesionada con Cullen, al que ha estado atada por un hilo invisible, en una densa relación en la que volverán a verse las caras.
Uno de los puntos interesantes de esta serie es el espesor dramático de los numerosos personajes secundarios que entran y salen de pantalla, desde esos universos oscuros que no dejan de asomarse desde las más distintas esquinas de la historia. Pero sobre todo resulta una experiencia intensa presenciar la profunda evolución que va experimentando la protagonista, a lo largo de los episodios.
Por algo la serie lleva su nombre.
El caso del asesino serial es lo que echa a andar la historia y su resolución, mirada aisladamente, puede parecer rebuscada. Pero a partir de allí es que se abren muchos relatos, crímenes que no parecen relacionarse entre sí, en ambientes y personajes muy diferentes, tragedias en paralelo, que se dispersan y disgregan y que confluyen en Marcella. Porque finalmente la serie es un gran relato sobre la dolorosa historia de esta antiheroína, de personalidad contradictoria, de conductas impredecibles y muy real.
Ya sea en las sofisticadas oficinas de la empresa en que trabaja Jason o en los elegantes salones de la familia Gibson, o en el cuartucho en que una chica hace cyber porno, domina una atmósfera oscura.
Mucha sangre y un reguero de cadáveres van amontonándose a lo largo de los capítulos.
Y no solo el final tiene aquél giro inesperado que se supone debe ofrecer una serie como ésta sino que muchos de quienes vemos desfilar, terminan salpicados, de una un otra manera, de los cruentos hechos.
Parece otra serie policial “noir”. Pero finalmente no lo es.
8 episodios de 47 minutos aprox.
Original de Netflix
-La serie fue creada por el sueco Hans Rosenfeldt, guionista de la ya mítica The Bridge.
-Uno de los secundarios de relativa relevancia es Maddy Stevenson, una estudiante de criminología, encarnada por Laura Carmichael (lady Edith en Downton Abbey).
-Harry Lloyd (Juego de tronos) también es parte del elenco.
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