“MUNICH” es, finalmente, un gran cuestionamiento al terrorismo de Estado.
Con esta película, Steven Spielberg ha revitalizado un concepto que de tanto mentarlo perdió su fuerza en algún momento: aquello de la espiral de la violencia. Esto es, la violencia sólo genera más violencia. El protagonista, Avner (Eric Bana), reclutado por el Mossad para cobrar venganza por la muerte de los atletas judíos en los Juegos Olímpicos de Munich 1972, persiguiendo por el mundo y matando a los responsables de esos asesinatos, le dice a su jefe, cuando ya buena parte de su misión ha sido exitosa: “matas a 1 y surgen 6 más…”. Como la hidra de Lerna…
Como para no creerlo, Spielberg se muestra suavemente crítico, pero crítico al fin, con la política de seguridad de la mismísima Golda Meier, a quien muestra en el filme justificando las matanzas con el mismo argumento que suele entregar cualquier organismo de seguridad en el mundo: «¿qué ley protege a esta gente?», dice, refiriéndose a los terroristas elegidos por ellos para ser ajusticiados. “Esta gente ha jurado destruirnos”, agrega.
De la mano del buen oficio del rey Midas de Hollywood, “MUNICH” es un filme que no hay que perderse.
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