La historia no contada del narcotráfico, los entretelones y los inicios de lo que serían los famosos carteles, en un recorrido que va de EE.UU. a Chile -concentrándose en Colombia- es lo que ofrece la fascinante «Narcos», producción original de Netflix que se estrena este viernes 28.
Basada en hechos reales, tras una exhaustiva investigación del director y productor brasileño José Padilha, la serie es una exquisita mezcla de documental y ficción en el que se dan la mano la historia, delirantes situaciones imaginarias, la política, la acción y el humor negro.
Las agudas líneas de guión se van desgranando desde el relato en primera persona del agente de la DEA Steve Murphy (Boyd Holbrook), quien pasa de corretear hippies a pie pelado traficando ¡a lo más! un kilo de marihuana en el Miami de los ’70 a intentar lidiar con los narcotraficantes colombianos que a fines de la década comenzaron a llenar de coca y violencia la ciudad.
En un arranque de ingenuo patriotismo, Murphy parte junto a su esposa a Bogotá, cuando Pablo Escobar, los Ochoa y demás compinches llevaban su buen rato internando coca a EE.UU. con toda facilidad.
Pero el relato parte el ’73, donde un tal Mateo Moreno, alias La Cucaracha (Luis Gnecco) tenía montado su laboratorio en el norte de Chile… Hasta que Pinochet acabó con la «empresa».
Hasta ahí el realismo mágico.
La Cucaracha circula hacia Perú y Colombia, hasta dar con Pablo Escobar (Wagner Moura), con quien comienza a hacer negocios. (Genial Pali García como la madre de Escobar).
Cuando Murphy llega a Colombia, la cantidad de cadáveres, toneladas de coca y millones de dólares que se habían amontonado allí y en EE.UU. ya daban cuenta de una situación que había avanzado como la peste.
A esas alturas Escobar y compañía no sabían qué hacer con la plata, ya ideaban cómo lavar el dinero e incluso comenzaron con los entierros de fajos de billetes por toda la selva colombiana.
Para su suerte, Murphy es recibido allá por un agente no sólo más avispado que él, sino de origen latino, Javier Peña (Pedro Pascal), que le abrirá un mundo más lleno de grises que de blanco y negro.
La CIA, Reagan, el M 19 se cruzan en este relato -que no deja a casi nadie muy bien parado-, que devela como nunca antes los intersticios de una historia mucho más compleja y desmitificadora que la que películas, teleseries y documentales nos han mostrado sobre el narcotráfico, Escobar y Colombia.
Puede parecer imprudente decir que «Narcos» es adictiva. ¡Pero lo es!
¡No se la pierda!
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