Reparto: Russell Crowe, Jennifer Connelly, Anthony Hopkins, Emma Watson. Dirección: Darren Aronofsky. Guión: Darren Aronofsky y Ari Handel. EE.UU., 2013. Duración: 2 horas 18 minutos. TE + 7. Mala.
¿Qué impulsó a Darren Aronofsky a filmar una película como “NOÉ”, cruce extraño entre “El Señor de los Anillos”, ecologismo precristiano y telenovela llorosa?
El mismo realizador de películas íntimas, con personajes que se codean con la crueldad y la autodestrucción en su versión más personal y sutil –“Réquiem por un sueño”, “El vencedor”, “El cisne negro”-, arma aquí un blockbuster épico y millonario, con grandes escenarios abiertos, cientos de extras, naturaleza por todas partes, seres más mitológicos que bíblicos y pases de magia (que no milagros), con batallas, malos y buenos, y toda aquella parafernalia de las que nos tiene harto Peter Jackson.
El diluvio -lo mejor de la película, visualmente- aparece ya transcurrida 1 hora y 15 de metraje. Con ello terminan las luchas y comienza la telenovela (¡algo había que hacer entre que llovía y llovía y avistaran tierra!). Noé, como inspirado por Douglas Tompkins, cree que lo único que hay que hacer es salvar a los animalitos y el planeta, y que la raza humana deberá extinguirse con ellos. Porfiado como profeta, está seguro de que esa es la misión que Dios le encomendó, lo que lo enfrenta dramáticamente a su mujer y a sus hijos.
Hay quienes han encontrado mérito en la reversión de Noé como un hombre conflictuado, duro y sin piedad por momentos, y hasta colérico.
Juzgue usted.
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