"Black Mass" Director: Scott Cooper Reparto: Johnny Depp, Dakota Johnson, Joel Edgerton, Juno Temple, Guy Pearce, Benedict Cumberbatch, Kevin Bacon, Peter Sarsgaard. Año: 2015. Duración: 122 min. País: Estados Unidos ENTRETENIDA
James «Whitney» Bulger, Jimmy, fue el dueño de las calles del sur de Boston en los años ’70. De origen irlandés, su hermano fue senador (encarnado aquí por Benedict Cumberbatch) y uno de sus amigos del barrio, un agente del FBI.
Era el rol que esperaba Johnny Depp -y sus no pocos adeptos- para pensar en el Oscar.
Como para sepultar las (divertidas) payasadas del Capitán Jack Sparrow, Depp se sumergió en un personaje en las antípodas, un tipo que, siguiendo el molde, tiene gran sentido de familia y una frialdad de sicópata para «trabajar».
Transformado en rubio casi calvo y de ojos azules (esas externalidades que aman en Hollywood), Depp da vida a un criminal manipulador, astuto y ambicioso.
«Pacto criminal» comienza en la sala de interrogatorios, con uno de sus más cercanos colaboradores aceptando delatarlo y conseguir así rebaja para su propia condena.
De allí el racconto -que se interrumpirá con otras confesiones- que muestra a Jimmy casado (Dakota Johnson), con un hijo pequeño, y una madre que adora, pensando en ampliar su imperio (ya ha purgado 10 años en Alcatraz).
Su piedra en el zapato es la mafia italiana con la que pelea territorio. Convence a su amigo de la infancia, el agente del FBI Connolly (Joel Edgerton), y éste a sus jefes, que los italianos sí que son criminales de mucha monta y que él puede ayudar a atraparlos.
Con el FBI de su lado, Jimmy hace y deshace y sobre todo factura millones. Pero sigue asesinando sin contemplación, rompiendo la promesa que ingenuamente le creyera su amigo Connolly.
En los ’80 Bulger sufre dos golpes personales que no lo dejan en buen pie. Pero la debacle se produce cuando cambian al Fiscal.
Hay varias secuencias en que Depp consigue resultar intimidante como el sicópata que en realidad es Jimmy y no son necesariamente los sangrientos asesinatos que comete con su propia mano.
Son los mejores momentos de una película correcta, que no aprovecha del todo secundarios de mucha carga trágica, pero que también sabe montar escenas casi delirantes (como la comida en casa de Connolly en que departen mafiosos y FBI).
Meterse en los terrenos de Scorsese, Coppola y otros tótem de esa estatura es, a lo menos, audaz.
No solo porque nadie ha escarbado tan apropiadamente en historias de mafiosos y violencia urbana como los realizadores ítaloamericanos sino porque el espectador -no importa su edad- tiene instalado un referente indeleble. Como alegaba alguien por ahí acerca de «Star Wars», la saga de «El Padrino» es más que una película (para comenzar, es un icono pop).
Y a Scott Cooper, con apenas tres películas a su haber (incluida esta), le falta carrete. Pero no temple: finalmente su «Pacto criminal» funciona y se deja ver muy bien.
IDEAL PARA: fiscales varios y policías.
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