“PADDINGTON”

El pequeño oso Paddington llega a Londres desde el “lejano lejano Perú” y es adoptado por los Brown, un singular matrimonio (Bonneville, el conde de “Downton Abbey”; ella la hermana en “Blue Jasmine”), sus dos hijos y una desenfadada ama de llaves (genial Julie Walters).
La cinta está basada en el tradicional cuento ilustrado de Michael Bond (1958). De hecho, el osito tiene una estatua de bronce en la estación londinense de trenes que lleva su nombre.
Aunque se extiende en la introducción, la película se inunda del “non sense” que Lewis Carroll despliega magistralmente en “Alicia en le país de las maravillas (y lo que vio detrás del espejo)”. Los flashbacks son alucinantes; las pequeñas escenas musicalizadas imprevistamente…. Todo está lleno de detalles sorprendentes, incluido el sobrecogedor recuerdo de los niños que durante la guerra eran enviados fuera de Londres en trenes, para protegerlos de los bombardeos, con un cartelito diciendo “cuídeme” y su nombre.
Nicole Kidman es una delicia como la malvada taxidermista.
Lo mejor de “Paddington” es su originalísima propuesta visual (a lo Wes Anderson), con uso de maquetas a la vista, para una historia surrealista y delirante. Una explosión de imaginación desbocada, colorido y audacia que hasta mezcla una bandita peruana entre la lluvia londinense.
Algo larga.