De un humor negro agudo e inteligente -de pincelazos y pequeños guiños; no obvio ni de gags, ¡eso jamás!-, que incluso llega a la carcajada, es “SOMBRAS TENEBROSAS”, la última aventura que emprenden juntos Johnny Depp y Tim Burton. Una tónica que domina al menos la primera hora de metraje, luego de lo cual el guión se sumerge en la intriga, con fuerte acento en el estupendo trabajo de la dirección de arte, y en resolver la trama expuesta.
Inspirada en la ya mítica serie de fines de los 60 (con numerosas retransmisiones), la introducción muestra cómo la familia Collins, con un Barnabas niño, parte de Liverpool, en 1752, hacia la Columbia británica. Allá se hacen ricos, fundan Collinsport y cuando Barnabas (Depp) es un joven galán ya está construida la mansión: Collinwood Manor. El se ha enamorado de la etérea Josette, pero vive una fogosa relación con la bellísima hija de la criada, Angelique, quien, bruja ella en toda la línea, al verse despechada, activa las peores maldiciones, que terminan con Barnabas convertido en vampiro y enterrado «vivo»…
Barnabas saldrá de su tumba en pleno 1972…
Este es un vampiro que circula de día por las calles a lo Michael Jackson, de guantes y anteojos oscuros, aunque sigue las otras «reglas» vampirescas: el sol y la plata lo queman, tiene un féretro de cama y se alimenta de sangre humana.
La opción por el humor -además de resultar deliciosamente efectivo- es lo más razonable para un sub-género que ya ha sido pasado y repasado. Una de vampiros ya no puede plantarse de manera impoluta soñándose con asustar a alguien, como si nada hubiese pasado en la pantalla desde que se transmitía la serie en la TV sesentera.
Véala. Está un poco larga y le sobran algunas escenas, pero no se arrepentirá.
Copyright Anajosefasilva.cl 2014