Edgar Rice Burroughs publicó en 1912 una historia por entrega para una revista -la que en 1914 apareció editada como novela- sobre un niño criado en la selva por los animales.
Se llamó “Tarzán de los monos” y el éxito fue tal que Rice Burroughs, que tenía muy buen ojo comercial, escribió una buena cantidad de sagas más, al tiempo que aparecía el cómic.
De 1918 en adelante las versiones cinematográficas (se cuentan cerca de 90) y las series de TV no se han detenido.
Ahora llega en 2014 “TARZAN” (así, sin más), una producción alemana que usa la técnica del stop motion y que condimenta la historia con meteoritos antidiluvianos y portentosos, lecciones ecológicas e inescrupulosos hombres de negocios.
No se puede negar que las imágenes de este re-remake son bonitas y que la vuelta de tuerca a la historia, aunque llena de clichés ya demasiado repasados, es un encomiable esfuerzo por traer de nuevo al hombre mono a la pantalla.
Véala a con los niños. Aunque como película no tiene el menor valor, es razonablemente corta, no aburre y tiene buen look.
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