«TE SIGUE»: TENSA E INQUIETANTE

Con las toneladas de películas de terror sobre adolescentes que se producen desde hace años, es una grata sorpresa encontrarse con «Te sigue», un filme que, siendo de género, no es la copia ni la versión revisitada de nada que se haya visto hasta la saciedad.
Profundamente inquietante y tensa, ni la sangre ni los clichés tienen espacio en esta historia, filmada con estilo, con uso de recursos como la profundidad de campo, planos generales, elipsis inesperadas y muchos silencios.
Algo de las atmósferas y el estilo de David Lynch cruzan el metraje.
En una calle apacible y arbolada, en la hora del ocaso, una chica corre de acá para allá. La cámara está lejos. Se oye un «¿estás bien Annie?» y la respuesta «sí papá» de la adolescente que coge el auto y huye. Desde una playa llamará a sus padres para despedirse y a la mañana siguiente, allí mismo, también desde un plano distante, veremos su cadáver.
Es apenas la introducción que nos llevará donde la protagonista, Jay, una linda chica de 19 años, que vive con su hermana, una madre que sabemos que se levanta a las 5 de la mañana y probablemente un padre (no lo sabemos). Las chicas departen con sus amigos de la vecindad ya sea en torno al televisor o en el porche. Pero Jay está saliendo con un chico, Hugh.
Hasta que una noche ocurre algo aterrador e inesperado.
De ahí en adelante Jay será seguida por un alguien, que aparece en cualquier parte, adopta cualquier aspecto y va hacia su objetivo, ella, caminando hacia la cámara. «Camina lento pero no es tonta/o», le advierte quien le ha «traspasado» esta suerte de maldición, no por hacerle daño sino en un acto de desesperación.
Su hermana y sus amigos la acompañan, intentan desentrañar qué es esto («it»), van y vienen desde sitios bucólicos a escenarios desolados. Los adultos están deliberadamente ausentes, apartados, no con menosprecio sino en una suerte de actitud casi «protectora» («mejor no le digas a mamá»).
El sexo casual es una pieza importante en este rompecabezas y de allí, las interpretaciones se abren en distintas direcciones.
Lo mismo que el final.
Sin recurrir tanto a sobresaltarnos -aunque sí hay muchos momentos que ponen los pelos de punta- el director juega permanentemente con el espectador al punto que, sin que lo notemos, sentimos que somos nosotros los perseguidos.
IDEAL PARA: ¡verla acompañado/a!