Es imposible no largar una carcajada ya en las primeras escenas. The Disaster Artist, Obra Maestra, la película por la que James Franco obtuvo un globo de oro al mejor actor, es tan hilarante y asombrosa como la historia que la inspiró.
Cine sobre el cine, el espectador asiste atónito y casi siempre incrédulo al origen de la, a estas alturas, mítica The Room (2003), declarada la peor cinta de la historia.
El propio James Franco toma la cámara para darnos a conocer -sin recurrir jamás a la burla ni a la mofa- a Tommy Wiseau, el obstinado aspirante a actor, director y guionista que hasta hoy asombra al mundo del cine por su irreductible pasión y perseverancia por el séptimo arte, contra toda evidencia acerca de sus talentos.
En San Francisco, julio de 1998, Tommy (Franco) participa en una clase de actuación en un teatro. Con su larga melena negra, su indefinible acento y una gestualidad desmesurada sube al escenario para ofrecer una rocambolesca performance.
Ni nosotros, espectadores, ni allí en la pantalla, la maestra y los demás alumnos damos crédito a lo que vemos.
La desopilante escena -que luego veremos en otras formas y circunstancias- produce desconcierto y risas en partes iguales. Y en Tommy, solo lo primero: no atina a comprender cómo no se dan cuenta de su genialidad.
Pero sí ha logrado impresionar a alguien: Greg Sestero (Dave Franco), un chico de 19 años que decide seguirlo tras dejar la sala y expresarle su profunda admiración. Como si nadie se hubiese reído de él y su exagerado histrionismo allá adentro, Tommy lo acoge con una mezcla de petulancia, paternalismo y un incombustible aire de superioridad.
Ya a fines de año, le propone a Greg partir a conquistar Hollywood. Los casting y la búsqueda de representantes nos regalan más escenas como las del comienzo. Por momentos uno no sabe qué es más gracioso: ver las pruebas de cámara de Greg o los rostros de los productores que lo atienden.
Sin la menor noción del ridículo ni el más elemental sentido de realidad, y ya que acá tampoco nadie parece darse cuenta de sus talentos, se lanza a hacer su propia película.
La insólita producción, filmación y posterior estreno de The Room -de la que Tommy es el protagonista, director y guionista- es el núcleo de The Disaster Artist, Obra Maestra.
Basada en el best-seller “La mejor peor película jamás hecha”, escrito por el mismo Greg Sestero, Franco construye una deliciosa e inclasificable tragicomedia que recoge con extremada precisión lo que ocurrió en el set (lo que se demuestra en las escenas al cierre), con un equipo de profesionales lidiando con un guión imposible, comandados por un “productor general” sin la más elemental idea de lo que se requería para hacer una película; mismo que además encarnaba al protagonista del filme, sin ser capaz siquiera de aprenderse sus líneas.
En su trabajo como Tommy, James Franco elabora con gran talento un personaje de suyo complejo, que si bien siempre mueve a risa, resulta querible y hasta respetable, aun en sus delirios narcisísticos extremos, desde la primera vez que lo vemos en pantalla y escuchamos su absurda risa.
Sharon Stone, Melanie Griffith, Jackie Weaver, Zac Efron o Seth Rogen desfilan en pequeños roles (las primeras, apenas breves y divertidas apariciones).
Cuando Tim Burton filmó Ed Wood en 1994 —sobre quien fuera descrito como “el peor director” de todos los tiempos— reseñó los desaguisados profesionales de un hombre fallecido en 1978.
Tommy Wiseau no solo está vivo y gozando de la curiosa leyenda que mantiene más actual que nunca su película, sino que la noche del lunes 8 de enero saboreó el placer de subir al escenario del Teatro Beverly Hilton, invitado por James Franco —globo de oro en mano—, aunque este le impidiera lanzar uno de sus insólitos discursos.
Muy buena.
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