“UN VIAJE DE DIEZ METROS”

Cocinar, comer, amar

Una película encantadora, “nice”, algo plana es cierto, pero lo suficientemente agradable.

Así es “UN VIAJE DE DIEZ METROS”, adaptación de la exitosa y elogiada novela de Richard C. Morais. Los Kadam, una familia india, emigra desde Mumbai, luego que el restorán en que todos trabajaban es incendiado en una revuelta, en la que la madre, chef del lugar, fallece. El padre los conduce a Europa y tras deambular su poco, recalan en un pueblo de la campiña francesa. Allí encuentran una casona desvencijada y ruinosa que deciden remozar para abrir un restorán con los sabores de su país.
Hassan, que desde niño observó y ayudó siempre a su madre, tiene el talento y la pasión por la cocina y será el alma y el motor del restorán. El problema es que los Kadam se han instalado frente a frente de un refinado restorán, al que acuden especialmente personajes y autoridades de toda Francia a probar exquisiteces de la alta cocina.
Y le pertenece a la terca y estirada Madame Mallory (Helen Mirren).
Entre “Comer, rezar y amar” (Julia Roberts, Javier Bardem), pero sin sexo, y “Chocolate” (del mismo Hallström), pero sin conflictos puritanos, esta historia también apuesta a lo sensorial como el centro de la vida y la felicidad.