(“Wall Street: money never sleeps”). Dirección, producción y guión: Oliver Stone. Reparto: Michael Douglas, Shia LaBeouf, Josh Brolin, Carey Mulligan, Eli Wallach, Frank Langella, Susan Sarandon. EE.UU., 2010. Duración: 135 minutos. Mayores de 14. Regular
Un funcionario de la prisión entrega sus pertenencias a un reo que ha recuperado su libertad. Portabilletes sin dinero, papeles, un celular (tipo zapatófono del Súper agente 86)… La cámara muestra entonces al legendario Gordon Gekko (Michael Douglas).
Siete años después, junio 2008. Una joven pareja, Jake y Winnie, escucha en las noticias de la mañana una entrevista a Gekko, que acaba de lanzar un libro: “La codicia es buena”. Winnie es la hija del ex rey de Wall Street y aún sigue sin querer saber nada de su padre.
Al día siguiente, caen las acciones en los mercados mundiales. Jake es un broker que le debe su carrera al viejo Louis Zabel, pero no puede hacer nada para salvar a su mentor. Movido por el espíritu de venganza, fija sus dardos en el tiburón mayor, Bretton James. Para completar la cuota de peligrosidad en su vida, decide contactar a su suegro y, pero aún, escuchar sus consejos…
A “WALL STREET: EL DINERO NUNCA MUERE” le sobran algo así como siete secuencias, varias de ellas, epílogos inverosímiles. Aún antes, el relato se le desarma y pierde rumbo y foco. Si fuera serie de TV, podríamos decir que este es el capítulo1, más 3 o 4 spin-off que sacar de él.
Cierto es que siempre la vida sigue, pero las películas ¡tienen que terminar (por favor)!
Entretenida hasta la mitad.
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