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Z, LA CIUDAD PERDIDA: BAJO EL INFLUJO DEL AMAZONAS  

The Lost City of Z Reparto: Charlie Hunnam,  Sienna Miller,  Tom Holland,  Robert Pattinson,  Angus Macfadyen. Director: James Gray Estados Unidos, 2016. Duración: 140 min.

Z, LA CIUDAD PERDIDA: BAJO EL INFLUJO DEL AMAZONAS  

Puede ser tentador simplificar las cosas y clasificar Z, la ciudad perdida como una película de aventuras. Y sí, Percy Fawcett (Charlie Hunnam), el hombre del que trata esta película, se pasó su vida de un lado a otro, como mayor del Ejército imperial británico: Ceylán, Hong-Kong, Irlanda. Pero su verdadera aventura -humana, espiritual y épica- comienza cuando en marzo de 1906, la Sociedad Geográfica Real le encarga viajar al Amazonas a cartografiar la zona. Las plantaciones de caucho tienen en disputa a Bolivia y Brasil, países que le han pedido a Gran Bretaña actuar como árbitro.
Basada en hechos reales, recogidos en el libro del periodista y guionista David Grann, la película de James Gray no es ni Aguirre, la ira de Dios, ni Fitzcarraldo (Herzog) aunque ciertamente la selva amazónica es la gran protagonista de Z: la ciudad perdida (hay un guiño operático singular por ahí, con Franco Nero en un pequeño rol).
Gray demuestra que sí sabe filmar fuera de las urbes, donde se ha concentrado hasta ahora, y nos introduce de lleno en la naturaleza, mediante majestuosas imágenes de grandes planos, desde que abre en los campos de Irlanda. Luego será la selva -con una cámara que también sabe ser asfixiante- la que domine la pantalla, las conversaciones y la mente de Fawcett. Ese desierto verde, como lo denomina un expedicionario mientras surcan el interminable e impredecible Amazonas.
Hay imágenes fascinantes en esas 2 horas 20 (Darius Khondji, director de fotografía), cargadas de significado, tensión o emociones según se desgrana esta historia que no se parece a ninguna otra.
Porque aquello que afanosamente buscó Fawcett -mientras otros exploradores se daban de bruces con Machu Picchu o con la aplastante inmensidad de la Antártica- recién fue hallado en el siglo XXI. Él lo llamó Z -como otros se imaginaron algo que denominaron El Dorado- y sabía que existía.
Desde su primer viaje separó al conquistador del explorador, y se convirtió en un antropólogo y arqueólogo sin título, admirado de las huellas de cultura precolombina que fue hallando a su paso.
La suya fue una obsesión no obcecada. Porque lo más interesante de su historia está precisamente en la evolución del personaje.
Primeramente él acepta este encargo -una aventura casi suicida, que le significa abandonar durante 5 años a su esposa embarazada (Sienna Miller) y a su hijo pequeño- por la ansiedad de “limpiar su nombre”, manchado por un padre díscolo. Como le dice en el barco a su peculiar ayudante de campo, Henry Costin (gran personaje, muy bien llevado por Robert Pattinson): “Mi reputación depende de esta misión”.
Lo logra. Pero lo que ha visto empieza a ejercer en él un cambio trascendente en su motivación inicial, que va mutando desde la búsqueda de gloria a la necesidad acuciante de conocer realmente lo que ningún europeo había sido capaz de ver. Es esa cualidad suya de tener la mente abierta para ver aquello que el mundo que explora le está mostrando.
Con solidez apasionada y argumentativa convence a varios de sus interlocutores de la Sociedad Geográfica, pero lo suyo siempre sería una lucha cuesta arriba. No es sencillo largarle a los hombres del gran imperio una frase como “nosotros no descubrimos el Amazonas; nosotros lo destruimos”.
A pesar de ello, la película no juega a aquello del “buen salvaje” ni el “blanco malo”. Y también se da el tiempo para instalar, a través de la proactiva Mrs. Fawcett (quien le envía citas de Kipling en sus cartas), el tema del rol de la mujer.
Magníficamente filmada, con líneas de guión deliciosas, Z: la ciudad perdida, a través de este muy especial hombre, arroja también una mirada panorámica al convulsionado devenir de Europa en la primera mitad del siglo XX. Una Europa que experimentaría dramáticos cambios -históricos, sociológicos- que aquí se nos acercan desde la perspectiva de la familia Fawcett. Porque esta es una película que mezcla lo épico y lo íntimo; lo histórico y lo personal; la hazaña y lo trivial. Aunque la fuerza y el imán de la selva amazónica, esa fuerza de la naturaleza que solo los aborígenes realmente han conquistado, termina imponiéndose también a nosotros.

Categorias: Drama

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