Un productor de TV (Geoffrey Rush) regresa a su mansión por los sinuosos y verdes caminos de las colinas de Los Ángeles. Al llegar a su casa encuentra una camioneta de empresas “limpia-piscinas”. El detalle es que la gran casa… no tiene piscina.
Sorprendida casi in fraganti, su esposa parece tener todas las de perder. Salvo que contrata al astuto, frívolo e inescrupuloso Miles Massey (George Clooney), el mejor abogado de divorcios del país, para que la represente. Cómo es que las cosas salen a favor de la infiel es parte de esta comedia graciosa, romántica, aguda y algo negra también.
Miles, orador sempiterno de los congresos de abogados de divorcios del país, desplegará, para deleite de los espectadores, toda su habilidad para dejar a los ex cónyuges de la contraparte li-te-ral-men-te en la calle.
Es que en Beverly Hills los millones que las mujeres acumulan en sus cuentas corrientes, así como los bienes muebles e inmuebles que poseen, tienen directa relación con su cantidad – y “calidad”- de divorcios. Una del sofisticado grupo es la esplendorosa, fría y astuta Marilyn Rexroth (Catherine Zeta-Jones), quien sí ha pillado – y grabado en video- a su infiel marido en situación más que comprometedora, con el natural propósito de quedar como dueña absoluta de todo lo que pertence al Sr. Rexroth.
Pero Miles Massey se cruza en su camino… ¿O Marilyn se cruza en el de él?
Averígüelo: vale absolutamente la pena.
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