Dirección: Baz Luhrmann. Reparto: Austin Butler, Tom Hanks, Olivia DeJonge, Richard Roxburgh, Helen Thomson, David Wenham, Kelvin Harrison Jr., Kodi Smit-McPhee. Australia/EE.UU., 2022. Duración: 159 min.
Lo cantaba Andrés Calamaro: “Elvis está vivo” … “eternamente dormido” (álbum “Alta Suciedad”, 1997).
Ahora, el que se atreve a revivirlo (¿alguna vez murió?) con Elvis es el premiado cineasta australiano Baz Luhrman (1962), el mismo de Moulin Rouge , Romeo + Juliet y El Gran Gatsby.
Es tan vibrante esta película Elvis que se llega a comprender el mito (aun si no se es fan).
O más bien se siente: porque esto es una patada emocional, un carrusel que va desde la euforia y la épica a la oscuridad; de la alegría de la música entre amigos a las turbias trampas en que se enreda el chico nacido en Tupelo (Misisipi) en 1935. Uno criado entre la música negra, el erotismo escudriñado entre rendijas en barrios muy pobres y la Iglesia que está un poco más allá de las casuchas de madera, por los mismos senderos polvorientos, donde se canta con esa misma intensidad.
Pero Luhrman quiso, más que poner el mito en pantalla, humanizarlo hasta el dolor. Y aunque parezca curioso, Elvis no es ni un musical standard (donde casi todo se canta) ni una biopic clásica.
Lo que hace el realizador es construir un drama, que obviamente está cruzado por la música, y elegir un singular punto de vista para narrar unos 20 años de la vida de Elvis Presley (más unos cuantos flashbacks a su infancia).
Fue muy prolijo en el casting de su protagonista: nadie que pretenda “representar” a Elvis puede eludir el dominio del baile y el canto como una misma cosa.
Y he aquí la primera emocionante sorpresa: apenas aparece Austin Butler en pantalla uno se deja de buscar diferencias y parecidos. Elvis está ahí.
Luhrman es un director y guionista que se ha involucrado en el cine, la TV, el teatro, la música e incluso la ópera. Y de ese cruce están impregnadas sus películas.
Ese bombardeo visual, el montaje rápido, las pantallas divididas, luces, colores, brillos, involucran al espectador en una atmósfera de urgencia, de una vida fuera de lo común, el rockero de alma, ese que va contra la corriente porque aquello le nace del fondo de su ser y lo impulsa su talento artístico.
Elvis está principalmente relatada desde el punto de vista de su controvertido manager, el opaco personaje que se hacía llamar coronel Tom Parker (Tom Hanks, de villano, apoyado con un excelente Elvis está principalmente relatada desde el punto de vista de su controvertido manager, el opaco personaje que se hacía llamar coronel Tom Parker (Tom Hanks, de villano, apoyado con un excelente trabajo de maquillaje, vestuario y peluquería).
Todo ello en una época compleja en EE.UU.: la de los ’50, ’60, ’70, con leyes de segregación racial, Vietnam, los asesinatos de Martin Luther King, John y luego Bob Kennedy.
Y Elvis, un blanco criado entre negros, amigo y compañero de “tocatas” de B.B. King, surge con una música fuertemente influenciada por el R&B, el gospel, que pasa primero por el country.
CANCIONES ESTREMECEDORAS
Las canciones y los shows se entrelazan magistralmente con el relato. Hay secuencias de narraciones alternadas que se cargan dramáticamente de significado. “Suspicious Minds” nunca será la misma canción para ustedes luego de ver esta película.
Estremecedor lo que hace el filme con “Unchained Melody” (de The Righteous Brothers, canción central de la película Ghost), que va variando los arreglos hasta llegar a una melancólica y dolorosa melodía.
Son secuencias en las que la música sustenta la narración y las imágenes precisas la complementan.
Según ha dicho Austin Butler, Priscilla Presley (interpretada aquí por Olivia DeJonge) le ayudó mucho para dar con este Elvis tan reconocible.
¿Quieren que les cuente más? Vayan a verla.
Estrenada en el Festival de Cannes
Elvis
Dirección: Baz Luhrmann
Guion: Jeremy Doner, Sam Bromell, Baz Luhrmann, Craig Pearce.
Música: Elliott Wheeler
Fotografía: Mandy Walker
Reparto: Austin Butler, Tom Hanks, Olivia DeJonge, Richard Roxburgh, Helen Thomson, David Wenham, Kelvin Harrison Jr., Kodi Smit-McPhee.
Australia/EE.UU., 2022.
Duración: 159 min.
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