IDA Reparto: Agata Trzebuchowska, Agata Kulesza Dirección: Pawel Pawlikowski. Guión: Pawel Pawlikowski y Rebecca Lenkiewicz. Polonia/Dinamarca/Francia/Gran Bretaña, 2013. Duración: 1 hora 20. Muy buena. ¡Imprescindible! Estremecedora.
Le advierto altiro: me cargan las películas que necesitan folleto explicativo (previo o posterior) y los directores que creen que el hermetismo es una virtud.
Por eso, si le digo que Ida es una película ¡imperdible!, emocionante, estremecedora, preciosa, hágame caso, aunque sea en blanco y negro y tenga de protagonista a una monja polaca en los años 60.
¡Sí! Es fascinante y hasta harto suspenso y vueltas de tuerca tiene.
Su director es un polaco que trabaja como director de cine en Gran Bretaña desde siempre.
Con este filme logra algo impensado: contar con sobriedad, simpleza y claridad la complejísima y azotada historia de su patria.
Y lo hace a través de dos mujeres: una huérfana de 18 años que ha pasado toda su vida en un convento, a donde llegó tras el fin de la segunda guerra, y su tía Wanda, una mujer a la que la novicia se ve obligada a conocer, como condición de la Superiora del convento antes de tomar sus votos.
La tía, la «Wanda la roja», es el único pariente que le queda a la chica en su varias veces devastada patria (primero los nazis, luego los soviéticos). Se trata de una jueza-comisario que se ufana de haber mandado a la muerte a muchos traidores al régimen.
Juntas emprenderán un viaje por Polonia, ese país en que conviven lo católico, lo antisemita, lo judío, lo prosoviético, y en que los secretos y tragedias siguen enterrados. Tras las huellas de lo que ocurrió con su familia van tía y sobrina, dos seres en las antípodas, pero entre las que se genera un afecto verdadero y sin aspavientos.
Nada vuelve a ser lo mismo para ninguna de las dos tras su encuentro y su viaje.
Como dijera un tuitero, cada cuadro de esta película es una joya.
Trivia: Ganó el globo de oro y el Bafta a mejor película extranjera (además de un montón de premios más) y también el Oscar en esta categoría, además de postular a mejor fotografía.
IDEAL PARA: ensanchar nuestra perspectiva y dejar de mirarnos el ombligo.
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