Fue Carlos Cerda (tan prematuramente fallecido) el primero que acercó a muchos lectores —chilenos y de otras latitudes, ajenos a la tragedia— a esa llaga dolorosa y escondida.
Su insuperable novela “Morir en Berlín” se atrevió a hacer lo que prestigiosos cineastas alemanes no habían podido: correr el velo de la vida cotidiana en la RDA, controlada con mano de hierro por Eric y Margot Honecker con la eficaz ayuda de la Stasi, aun antes que se abrieran sus archivos.
“LA VIDA DE LOS OTROS” es la opera prima (antes había hecho varios cortos) de Florian Henckel Von Donnersmarck, algo que no debería sorprender, por lo demás. Todavía no hace muchos años que Berlín oriental dejó de ser una ciudad partida en dos.
Basada en una intensa y larga investigación, el cineasta y guionista construyó la historia con la información que recogió y también desde la vivencia del actor que protagonizó el filme, Ulrich Mche (murió hace poco menos de un mes), quien descubrió, tras la caída del Muro, que su mujer colaboró con la Stasi y que sus compañeros de teatro también habían sido espías del régimen.
Es cierto que el mayor mérito de esta película —Oscar mediante— es descorrer el velo sobre hechos pasados de mucha trascendencia para el mundo de hoy y que se habían mantenido convenientemente ocultos (no sólo por manos alemanas).
Ya sólo por ello, ir a verla es imprescindible.
Pero como filme, tiene sus propios méritos: la atmósfera opresiva y el suspenso, por momentos en sordina, que exuda la historia dan cuenta del talento del realizador y su equipo.
Copyright Anajosefasilva.cl 2014