“LOCURA DE AMOR EN LAS VEGAS” es una película que se puede adivinar sin verla (ni siquiera hace falta ver el trailer). Estos son los elementos: comedia romántica, filmada en Las Vegas, con Ashton Kutcher y Cameron Diaz. Listo. La cinta entera se nos proyecta automáticamente en la cabeza.
Luego la vemos y no hay nada que nos contradiga. El enredo como ingrediente principal, el histrionismo habitual de la dupla protagónica, la superficialidad, el triunfo del amor en el último acto… todo está presente en esta comedia.
Diaz es una chica abandonada por un novio exitoso que no tiene tiempo para ella. Kutcher interpreta a un joven despedido por un jefe que también es su padre. Para pasar las penas viajan a Las Vegas. Se emborrachan, se cruzan en el hotel y terminan casados. Al otro día despiertan con la mueca del horror en sus rostros. Inician los trámites de divorcio y por obligación judicial ella se muda al departamento de él. Y el infierno comienza.
El problema de producciones como ésta —más allá del oportunismo económico— es que se vuelven descifrables de comienzo a fin y eso atenta en contra del espectáculo.
En otras palabras, hemos visto esta comedia más de un millón de veces. ¿Qué más se puede agregar?
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