A sus 80 años Martin Scorsese llega a los cines con Los Asesinos de la Luna, otra obra maestra dentro de su influyente filmografía.
Profusamente aplaudida en su estreno en Cannes, tiene una duración de 3 horas y 30 minutos, asunto sobre el que el propio realizador ítalo-norteamericano ha puesto énfasis.
En una lograda mezcla de géneros, que cruza el western con el gansteril, el drama romántico con el policial y el judicial, circula esta compleja y fascinante historia.
Una mezcla de formas que tiene su correlato en una suerte de radiografía de costumbres, religiones, sistemas, formas de vida que se van entretejiendo en el relato. Es como si de toda esa majamama —contradicciones brutales incluidas— se hubiese fraguado en el EE.UU. que conocemos hoy.
Basada en el libro del periodista David Grann “Los asesinos de la luna de las flores: Los crímenes en la nación Osage y el nacimiento del FBI” (2017) ya este título da cierta cuenta de las mixturas descritas.
A lo que se aventura Scorsese es a poner el foco en aquel lugar geográfico en que la historia superpone hechos y situaciones, rociados de abundante violencia, que da pistas de los orígenes de ciertas estructuras, muy lejos del Nueva York tantas veces visitado en la filmografía del cineasta.
Porque todo ocurre y comienza en la “nación Osage”, el lugar de Oklahoma hasta donde fuera relegado este pueblo nativo, tras sucesivas guerras y escaramuzas no solo con el Gobierno de EE.UU. sino con otros países que circularon por ahí en épocas de conquistas y también otros pueblos originarios.
Sin que nadie lo imaginara, este sucesivo peregrinar terminó por convertir a los osages en multimillonarios: allí mismo en esas praderas de pronto brotó el petróleo en manantiales, como lo muestra una de las magníficas escenas del comienzo.
Ya había “blancos” por allí (luego vendrían más), como William Hale (R. De Niro), casi un patriarca (¿o un padrino?), que se entiende muy fluidamente con los nativos, mantiene una relación de amistad con sus jefes y habla la lengua de los osage.
Su rancho está dedicado al ganado (no al petróleo). Hasta la cómoda casona de Hale llega su sobrino Ernest (L. Di Caprio), que viene de pelear en la guerra.
William es todo amabilidad, un hombre astuto y sibilino, como iremos viendo. Ernest, al contrario, no es de muchas luces, pero sí muy bien dispuesto. Y en esos diálogos afables, de buenas maneras, el sobrino se irá enterando que es conveniente casarse con una heredera osage, que así lo hacen todos por allí.
También lo que sucede a menudo son las muertes violentas de nativos de ambos sexos, más o menos jóvenes, todas sin resolver.
La justicia allí es compartida por los jefes indios y por un sheriff relajado. Las leyes son un intríngulis que terminan por complicar a las mujeres nativas, por más dinero que tengan.
William pone sus ojos sobre Mollie (Lily Gladstone), una rica heredera osage, parte de una larga familia, con quien termina casándose y formando una familia.
Mollie es una mujer despierta e inteligente y aunque ambos conforman una pareja que se ama, ella se da cuenta que William y su debilidad de carácter están al servicio de Hale, sin que él haya terminado de notarlo del todo.
Ritos católicos coexisten con las tradiciones nativas: Mollie a veces va a la iglesia a hablar con el cura pero se casa según el ritual de su pueblo.
Las fiestas en el pueblo se alternan con los crímenes cada vez más frecuentes. Aquí hace su entrada el FBI, recién creado por J. Edgar Hoover, en la persona de Tom White (grandioso Jesse Plemons) y un equipo, que aparecen por el pueblo y los ranchos circundantes, tras la pista de los asesinatos. Una institución fuera de todo cálculo y conocimiento de los lugareños.
A los impresionantes grandes planos generales de inmensas praderas o las bulliciosas y repletas fiestas en las calles, con carreras de autos lujosos, y en las cantinas del pueblo, que se alternan con los interiores de los hogares, Scorsese suma diálogos brillantemente elusivos, manejados con tal control que apenas se asoma la tensión que hay tras ellos.
Los Asesinos de la Luna es una obra mayor, de las que se inscriben en lo mejor de la ya grandiosa filmografía de Scorsese.
Las actuaciones ¡de lujo!
Killers of the Flower Moon
Dirección: Martin Scorsese
Guion: Eric Roth, Martin Scorsese. Libro: David Grann
Música: Robbie Robertson
Fotografía: Rodrigo Prieto
Reparto: Leonardo DiCaprio, Robert De Niro, Lily Gladstone, Jesse Plemons, Brendan Fraser, John Lithgow
EE.UU., 2023
Duración: 206 min.
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