Hace unos pocos años, Spielberg confesaba en una entrevista que hasta antes de casarse y tener su propia familia, siempre experimentó la sensación de sentirse excluido.
Y más recientemente contó que en la entrañable E.T. lo que quiso fue hablar de la separación de sus padres.
En El Imperio del Sol, un niño (Christian Bale) quedaba abandonado a su suerte en medio de la invasión japonesa a Shanghai.
En Los Fabelman sí que se decidió a reunir estos sentimientos y vivencias, desde el punto de vista de un niño (¡cómo no!): Sammy.
No es exactamente una autobiografía pero sí es una historia inspirada en su infancia y temprana juventud, a fines de los 50, comienzos de los ‘60.
La de Sammy transcurre en Arizona, en medio de una amplia familia judía, con un padre ingeniero informático (Paul Dano) y una madre (Michelle Williams) con sensibilidad artística.
Más tarde se mudaría a Los Angeles. En esa infancia feliz su padre le enseña (literal) lo que es la técnica del cine (tras contemplar embobado una proyección en una sala repleta de público).
Luego su madre le regalaría una cámara con la que captará momentos impensados y reveladores (documental) y también creará situaciones usando lo que tiene a mano, como su espléndido tren eléctrico recién regalado (ficción).
Ya en el colegio en Los Angeles, bullying mediante, se refugiará en su cámara y descubrirá cómo el lenguaje cinematográfico le da posibilidades de expresarse, incluso de manera inconsciente.
Película melancólica, que a la vez desparrama dulzura y se esfuerza por mostrar alegría y calidez hogareñas (en la primera parte), con una cámara (la de Spielberg) que va de acá para allá en casa de la extensa familia Fabelman o en sus paseos.
Didáctica (literalmente) desde su primera escena, Spielberg no esconde su intención de enseñar sobre cine. Y cómo es que la cámara fue su refugio ante la exclusión y la soledad.
The Fabelmans
Dirección: Steven Spielberg.
Guion: Steven Spielberg y Tony Kushner.
Reparto: Michelle Williams, Paul Dano, Seth Rogen, Gabriel LaBelle, Mateo Zoryan.
Fotografía: Janusz Kaminski.
Música: John Williams.
EE.UU., 2022.
Duración: 2 horas 31 minutos.
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