Reparto: Julia Lübbert, Emilia Ossandón, Mariana Loyola, Agustina Muñoz, Daniel Muñoz, Coca Guazzini, Sigrid Alegría. Directora: Pepa San Martín Guión: Alicia Scherson, Pepa San Martín. Chile, 2016. Duración: 93 min. TE + 7 MUY BUENA
Hay elegancia, encanto y emociones reconocibles en esta película que se anuncia como un alegato pro movimiento LGTB. Rara es exactamente lo contrario a una marcha con carteles: derrocha sutileza, humanidad, de esa cotidiana; no pone a un lado malos y al otro buenos, ni condena a nadie. Y tiene humor, ese que surge natural, no como un “gag” superpuesto sino como aquello que se mezcla en la vida junto con dolores, tristezas, alegrías, pequeños y grandes momentos. Que de esa materia está hecha esta película y es parte de su genialidad.
Rara no se parece ni se condice con su título y aunque la premiada realizadora se inspiró en el caso de la jueza Atala, no es un reportaje friccionado de ello.
Lo que ponen en pantalla Pepa San Martín, realizadora, y Alicia Scherson como coguionista, es una historia genuina, humana, un cotidiano familiar que se sigue desde los ojos de una niña encantadamente común y corriente, que está por cumplir 13 años.
Ella, Sara (Julia Lübbert) y su hermanita, con sus anteojos siempre a medio caer, se roban la película -¡le tomarán el corazón!- rodeadas por actuaciones de lujo, como la talentosa Mariana Loyola (la madre de las chicas) y Coca Guazzini (la abuela).
Gran trabajo de la realizadora y su equipo: no hay nada más difícil que dirigir niños y saber escogerlos. (¡Bien por el casting!).
Lo que hace Rara es crear un caso similar al que la inspiró y relatarlo en su génesis, en el día a día de las familias involucradas en esta disputa. Las elipsis (un recurso muy bien empleado en todo el metraje) nos evitan tribunales, jueces y alegatos. Apenas unas breves escenas nos informan de lo que está ocurriendo una vez se desata.
Porque lo que importa son las personas, sus sentimientos, sus dimensiones humanas, sus complejidades, su cotidiano.
Sara vive en Viña con su hermanita, su mamá, Paula (M. Loyola), y Lía, la pareja de su madre.
Su padre Víctor (Daniel Muñoz), de quien Paula se ha separado hace algún tiempo, ha formado un nuevo hogar con una mujer más joven (Sigrid Alegría).
La relación entre el ex matrimonio es fluida y la de las niñas con su padre y su nueva mujer también.
Hasta que un día Sara le hace una confidencia a su padre, una inquietud de esas que surgen habitualmente en una pre adolescente, que en otras circunstancias se habría manejado de manera sencilla.
Pero las circunstancias son particulares y gatillan el conflicto que había estado larvado.
Hay escenas innecesarias -el primerísimo primer plano de la mamografía, por ejemplo- y algunas que subrayan de manera obvia la armonía y felicidad doméstica tipo Pequeña Casa en la Pradera en el hogar de las niñas. Pero son las menos. Y desaparecen por completo en las primeras secuencias y cuando el conflicto se instala. Y como ocurre con un ser humano cualquiera, Paula se sale de sus casillas y la vida para ese grupo familiar deja de ser armoniosa.
No solo los protagonistas, cada personaje -la abuela, el inspector, el ex marido, las amigas de las niñas- están tan llenos de matices y complejidades que los vemos como lo que son: seres de carne y hueso. Nada de maquetas y estereotipos.
Si la realizadora quería hacer un alegato, no pudo encontrar mejor manera: solo exponiendo la condición humana y qué sociedad construimos; indagando en los insospechados intersticios del alma de unos y otros, sus aprensiones, sus sombras y luces, podremos comprenderlos, entender sus actos y llegar ulteriormente a enfrentarlos. Lo otro es construir diálogos de sordos.
Una joyita de filme.
Rara
Reparto: Julia Lübbert, Mariana Loyola, Daniel Muñoz, Agustina Muñoz, Emilia Ossandón, Coca Guazzini, Sigrid Alegría.
Dirección: Pepa San Martín.
Guión: Alicia Scherson y Pepa San Martín.
Chile, 2016.
Duración: 90 minutos.
TE + 7
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