Director: Christian Petzold Alemania/Polonia, 2014.
La estremecedora Ave Fénix (2014), de Christian Petzold, ingresa en ese mundo pesadillesco y fantasmagórico del Berlín Oeste de 1945, justo terminada la guerra, con una Alemania derrotada y destruida por los aliados y por Hitler.
A la barrera que controla el ingreso a la zona llegan en auto dos mujeres. Es de noche y el militar insiste en alumbrar los rostros. Pero el de Nelly (Nina Hoss), que va en el asiento del copiloto, sólo puede descubrirse a medias: está vendado por las quemaduras sufridas en Auschwitz.
Su amiga la ha llevado para someterla a una cirugía reparadora, que le devuelva su rostro (o lo más parecido al que alguna vez tuvo) y luego conducirla a Palestina, a un refugio para la comunidad judía.
Pero las heridas que necesita sanar Nelly -ahora Esther- están en el alma.
Por las noches, entre las ruinas de la ciudad, busca a Johnny (Ronald Zehrfekd), el pianista con quien ella cantaba, su marido, el amor de su vida.
Y quizás, su delator.
Lo encuentra en un bar de mala muerte, Phoenix (una directa alusión a lo que está viviendo la protagonista). El no la reconoce, pero sí ve en ella un parecido con su mujer, poniendo en marcha un plan para suplantarla y con ello cobrar su herencia.
Nelly lo deja hacer. Ella necesita saber con certeza hasta dónde llegará con la charada, si la ama aún (si la amó).
Esta tragedia personal tiene su correlato con esa ciudad en ruinas, que debe repararse, superar su pasado traumático y construir un futuro. Si al menos parte de ello fuese posible.
Nelly-Esther no puede avanzar sin antes resolver esa parte de su pasado que puede resultar más dolorosa aún que las vejaciones sufridas en el campo de concentración.
Petzold, con los mismos actores de Ave Fénix, también indaga en la injusticia y la traición con Bárbara (Oso de Plata de Berlín al mejor director en 2012), cuyo personaje principal es una doctora en la RDA de 1980, castigada por el Gobierno por haber pedido autorización para marcharse a Occidente. Un tema al que nos había acercado Florian Henckel en La vida de los otros (2006), realizada luego de hacerse públicos los numerosos documentos que mantenía la Stassi tras la caída del Muro de Berlín.
Bárbara y Nelly, dos mujeres que encarnan y simbolizan la tragedia íntima de los seres humanos, esa que siempre subyace bajo los escenarios políticos y bélicos que construyen otros.
En Ave Fénix, Nelly-Esther, como la Madeleine-Judy de Kim Novak en Vértigo, usará su no deseada doble identidad para comprobar -o descartar- la traición, saber en realidad qué queda de la vida de antes, de sus amigos, si es que todavía lo son, y sobre todo del hombre que amó.
Porque entre los sobrecogedores escenarios históricos del drama que ha devastado a este grupo de amigos, circula la sombra de Hitchcock, no solo en su impronta de cine de suspenso, sino en la sospecha, la duda moral, la ambigüedad que cruzan este thriller íntimo.
Tan emocionante como tensa, esta es de esas películas que ofrece al espectador desde la siempre efectiva entretención del misterio por resolver hasta múltiples lecturas sobre la condición humana, la identidad y cómo las personas deben aprender a sobrevivir a las peores estocadas, esas que vienen de aquellos a quienes se ama.
Una película inteligente, hecha con mano de artesano, con un final brillante y sobrecogedor.
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