Dirección: Dexter Fletcher Reparto: Taron Egerton, Jamie Bell, Richard Madden, Bryce Dallas Howard, Steven Mackintosh. Reino Unido, 2019. Duración: 121 min. (Mayores de 14).
Ingenio, humor, extravagancia, emoción, drama y un brillante y creativo trabajo musical y coreográfico, a la altura de Sir Elton John, recorren Rocketman , de la mano de Dexter Fletcher en la dirección y Lee Hall (Billy Elliot) en el guión.
Aunque el propio músico es el productor ejecutivo, esta es una biopic descarnada, que se focaliza de lleno en su etapa más confusa, esa en que se mezcla su fantástica y meteórica llegada al cielo de las estrellas del rock y la imposibilidad de procesar las heridas de una infancia muy poco feliz.
Plasmando ese contraste, la secuencia de apertura es alucinante: tenuemente, los acordes de la canción que da el título y que organiza la película en términos dramáticos (“no soy el hombre que creen que soy”); Elton John (brillante Taron Egerton) transita con un atuendo rojo, lleno de brillos, alas, un tocado y tacones coloridos por un pasillo hasta cruzar una puerta que lo arroja a una sala despojada, donde un grupo de personas de vestuario apagado están sentadas en un círculo.
Así se integra a su terapia de rehabilitación.
Tiene 25 años, ha llegado a la cúspide y ha bajado al infierno de su autodestrucción.
Desde esa sala irá relatando, en primer lugar, todo lo que lo ha llevado hasta ahí (una larga lista) en una descripción que mueve a risa al espectador.
Luego, su niñez, sus tempranas incursiones en la música, su encuentro con quien sería su amigo y letrista, Bernie Taupin (Jamie Bell), su viaje a Los Angeles (la fiesta en casa de Mama Cass, la quintaesencia del hippismo sesentero), las personas con que se va cruzando (las cómicas conversaciones con un músico de soul) , su éxito, la fama, la riqueza.
Este humor oblicuo -que atraviesa diálogos, presentación de personajes, situaciones, números musicales- contribuye a eludir el melodrama puro, despojando de solemnidad los aspectos más tristes de su vida temprana. Su cotidiano familiar, cuando aún era Reggie, un niño regordete, de anteojos, con un asombroso talento musical, ostensiblemente un estorbo para su padre y un fastidio para su ególatra madre (genial Bryce Dallas Howard), un personaje a medio camino entre el frívolo desenfado y la irresponsabilidad total.
Con esta película Elton John escoge sacar a pasear sus demonios y cobrar, bien cobradas, las cuentas. Aparte de sus progenitores, el relato reserva los peores y más crudos momentos para su primer amante y manager (Richard Madden).
En cambio, de su infancia, emerge su abuela (Gemma Jones) como su gran refugio, la única de la que recibe cariño y el impulso para su carrera. De su juventud, Bernie, el amigo fiel y equilibrado, con quien recorre prácticamente todo el camino de esta película.
Con todos ellos -y el fantasma del niño que fue y lo que queda de él- se enfrenta en aquella sala del inicio.
Más allá de repartir culpas y agradecimientos, también hay un espacio para la autocrítica.
Fletcher -el mismo que terminara haciéndose cargo de Bohemian Rhapsody tras el despido de Bryan Singer- despliega aquí toda su fantasía, filmando todo lo que no pudo en esa película.
Sorprendentes y vívidas secuencias musicales, fundidos encadenados con tomas circulares, piruetas delirantes en cámara lenta y una cuidada selección de repertorio, canciones interpretadas por Egerton.
En el tercio final se acentúa el dramatismo y en ello la música sigue siendo protagónica: la obra de Elton John ha cobrado para todos un nuevo significado.
Lo único convencional -de biopic clásico- de esta sorprendente película es el agregado al cierre: las leyendas y fotos sobre cómo siguió la vida real.
¡Electrizante!
(Mayores de 14).
BANDA SONORA:
“The Bitch is Back” (Introducción); “I want love”; “Saturday Night’s Allright (for fighting)”; “Thank you for all your loving”; “Border Song”; “Rock and Roll Madonna” (Interludio); “Your Song”; “Amoreena”; “Crocodile Rock”; “Tiny Dancer”; “Take me to the Pilot”; “Hercules”; “Don’t Breaking my heart” (Interludio); “Honky Cat”; “Pinball Wizard” (Interludio); “Rocketman”; “Bennie and the Jets”; “Donn’t let sun Go Down on me”; “Sorry Seems to be the Hardest Word”; “Goodbye Yellow Brick Road”; “I’m Still Standing”; “I’m Gonna love me again”.
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